Islamismo

Junto al Judaísmo y el Cristianismo, la religión predicada por Mahoma (570-632) forma la tríada de credos monoteístas que arrancan directa o indirectamente de la Biblia. Islam significa sumisión a Dios y un musulmán es literalmente "uno que se entrega o somete a Dios". El Islam es una de las grandes religiones históricas y la más importante numéricamente después del Cristianismo. Su llamativa expansión en el mundo, especialmente en Asia y África, se debe en gran medida a la facilidad con la que absorbió cultos locales y los dirigió hacia la mayor amplitud de una visión monoteísta.

El mensaje del Islam se caracteriza por su gran sencillez y contundencia. No hay más Dios que Allah, y Mahoma es su profeta. Se trata, en efecto, de una religión profética, que se apela a una revelación divina que Mahoma habría recibido directamente en diversos momentos de su agitada vida. A pesar de las tendencias hagiográficas de sus biógrafos, la figura de Mahoma emerge en las fuentes documentales como una personalidad convincente y decidida con rasgos carismáticos. Era un político y un guerrero, que hubo de dedicar mucho de su vida a batallar contra enemigos numerosos, lo cual puede haber dejado en el Islam una impronta militante y eventualmente agresiva.

Mahoma recogió en el Corán (Lectura, Recitación) sus doctrinas y visiones. Este libro, de cierta belleza literaria y cuyo estilo elíptico refleja las cualidades plásticas y expresivas del habla de los beduinos del desierto arábigo, es tan central al Islam como Jesús de Nazareth lo es en el Cristianismo. El Corán es para los musulmanes la misma palabra de Dios no creada. Según la Tradición islámica,1as palabras de Mahoma fueron recogidas inicialmente en materiales de tipo diverso como hojas de palmera, huesos planos de camello, y piezas de madera o pergamino. Más tarde fueron agrupadas en suras (capítulos) bajo la supervisión del profeta. Durante la vida de éste no llegó a haber una versión final del texto. La recensión última parece haber sido hecha en el califato de Uthman, tercer califa (644-656), que se dice ordenó componer una versión autorizada, y destruir todas las variantes que existían en el momento. Las actuales ediciones del Corán parecen basarse en la llamada "recensión de Uthman".

Algunos estudiosos occidentales, que han usado métodos adaptados del análisis textual de la Biblia, cuestionan esta versión de los hechos, y piensan que el Corán, tal como lo conocemos, fue compilado en fecha muy posterior, a partir de una tradición oral fragmentaria derivada de Mahoma, pero que incluía abundante material de carácter exegético. Este material explicativo se habría desarrollado en el curso de las polémicas con Judíos y Cristianos después de las primeras conquistas musulmanas. Estas opiniones revisionistas sobre la redacción del Corán en cierran algunas consecuencias importantes para la historia inicial del Islam, porque sugieren que las instituciones religiosas musulmanas surgieron unos dos siglos después del tiempo de Mahoma, con el fin principal de consolidar ideológicamente la conquista árabe, que comprendía extensos territorios ya en el siglo IX.

El programa religioso del Islam se basa en los "cinco pilares de la fe", que constituyen el fundamento de la creencia y de la práctica comunes a todos los musulmanes. El primer pilar es la shahada, la profesión de fe mediante la cual el musulmán reconoce su adhesión y fidelidad a Dios y a su Profeta: «Declaro que no hay más dios que Allah, y declaro también que Mahoma es el Mensajero de Allah». Pronunciar la shahada ante testigos es suficiente para la conversión al Islam.

El segundo pilar es la oración (Salat), un deber fundamental que se practica individual y públicamente. En su forma pública se hace los viernes y algunos días festivos, y es un medio importante para reforzar la conciencia de grupo y expresar solidaridad social. El tercero de los cinco pilares es la limosna o "caridad obligatoria" (Zakat). Implica que la propiedad personal debe ser purificada (sentido originario de zakat) mediante una contribución a la comunidad destinada a mantener a los miembros más débiles. Zakat introdujo una forma organizada de ayuda social, que sustituía a la largueza y los donativos distribuidos antes por los jefes tribales.

El cuarto pilar es el ayuno anual del Ramadán (sawm), noveno mes del calendario lunar, durante el cual se prohíbe toda comida, bebida y actividad sexual desde el alba hasta el anochecer. La idea del Ramadán es facilitar a la comunidad beneficios del ascetismo, tales como autodisciplina y control sobre las necesidades corporales.

El quinto pilar del Islam es la peregrinación a la Meca, el Hajj. que en su forma final fue instituido por Mahoma en el 632, año de su muerte. El Hajj conecta directamente con tradiciones del anterior paganismo árabe, y es un instrumento capital de cohesión islámica. Es también el evento central del calendario musulmán. contiene sin duda un mensaje y un potencial que pueden ser políticos.

Con toda su significación, el Corán no es la única fuente de religión musulmana. El Corán se complementa con la Sunna. tradición que contiene principalmente los hadiths o dichos del Profeta. Este hecho motiva la denominación de la gran mayoría de los musulmanes como "pueblo de la Sunna" (Sunnitas). Corán y Sunna, vistos como una unidad maduran en la concepción de la Sharia o Ley divina del Islam. El método y sistema interpretativo de la Sharia, elaborado por brillantes legistas de los siglos VIII y siguientes, se articula en el fiqh ("raíces de conocimiento"), que es la explicación de cómo la ley divina se manifiesta y actúa en términos prácticos.

Las bases del fiqh son así el Corán, la Sunna del Profeta, el consenso de la comunidad creyente, y el razonamiento analógico. Dado que el Corán requiere interpretación en referencia al hadith (palabras de Mahoma), la Sunna posee un rango semejante al Corán, y algunas veces superior. El fiqh ha tenido una gran importancia como elemento unificador de la práctica religiosa, y a la vez ha hecho del Islam una religión y una fe legalistas.

El Credo musulmán profesa e inculca una concepción estrictamente monoteísta y lejana de lo divino. El Dios del Corán es un Ser que inspira más sobrecogimiento que amor, y está para muchos occidentales más cerca del Motor inmóvil de Aristóteles que de la divinidad trascendente y antropomórfica del Antiguo Testamento. Mahoma se presenta como el último y definitivo de una serie de profetas (Adán, Noé, Abraham, Jesús), restaurador de una religión antigua y pura, que se habría degradado en el transcurso de los siglos.

El Corán concibe la Creación del mundo como un proceso continuo más que como un acto singular realizado por el Creador. Contiene una visión escatológica del Día del juicio al final de los tiempos, con un paraíso para los fieles musulmanes y un infierno para los incrédulos. El Islam se presenta como un mensaje de salvación. Trae la noticia gozosa de la salvación de Dios, y es en sí mismo un acto salvífico por el que los creyentes son librados de la oscuridad.

La Umma islámica o comunidad musulmana, se constituye precisamente a partir del valor salvífico de la Ley coránica, y de la profesión de fe en la Unicidad de Dios (tawhid). Los que no caminan por esa vía, como es el caso, por ejemplo, de los cristianos y judíos, están excluidos de la salvación. Hace falta ser musulmán para salvarse.

Un aspecto importante del Islam es el misticismo cultivado por los Sufis, que se desarrolla a partir del siglo IX, con una tradición de maestros, grupos, y órdenes que han pervivido hasta nuestros días. El movimiento Sufi ha inyectado en el Islam una espiritualidad de carácter interior que ha servido de contrapeso a una religión preocupada esencialmente por las formas externas y las observancias legales. Los maestros Sufis se inspiraron originariamente en las tradiciones místicas de las iglesias orientales cristianas, de modo que su doctrina no tiene origen autóctono (como pensaba el arabista Louis Massignon). La conciencia mística no corresponde al talante profético y activo de la religión islámica, que se hallan bien ejemplificados en la vida de Mahoma. Pero el misticismo de los Sufis ha cumplido atípicamente un papel religioso, y sobre todo ha contribuido, de modo informal pero eficaz, a la difusión del Islam en los pueblos del África negra.

La gran mayoría de los musulmanes son Sunitas, pero los denominados Shiitas tienen en el mundo islámico una importancia nada despreciable. Los Shiitas ("partidarios") se remontan a la figura de Alí, primo y yerno de Mahoma y cuarto califa, muerto en el año 661, y conmemoran todos los años la derrota y muerte de Husein, hijo de Alí, a manos de los califas Omeyas en la batalla de Karbala (Irak, 680). El Shiismo se ha desarrollado desde entonces como un modo particular de vivir, pensar, y sentir el Islam. Se adorna con rasgos populares y piadosos, y toma inspiración de la experiencia histórica en torno al fracaso y al martirio.

La fe Shiita se centra en los Imanes, personajes carismáticos y sucesores dentro de la familia del Profeta. Esta concepción incluye la figura del mahdi, personaje escatológico que se proyecta en el futuro. El ayatollah Khomeini, líder religioso-político de la reciente revolución iraní, no se proclamó mahdi pero usó el título de Imán y no negó explícitamente su posible identificación con el Imán esperado por la comunidad de los Shiitas.

El Islam ha experimentado durante las últimas décadas un notable resurgir, como núcleo de una cultura y de una civilización que acentúan frente al Occidente su sentido de identidad. Para muchos musulmanes no se trata tanto de modernizar el Islam como de islamizar la modernidad, aunque suene un objetivo utópico. En los países musulmanes, los gobiernos y regímenes políticos se han hecho más islámicos en su orientación, símbolos, prácticas y leyes, y en el mundo occidental europeo ha crecido considerablemente la presencia religiosa del Islam. Los musulmanes han aumentado demográficamente desde el 12% de la población mundial en 1900 al l7% en 1980. Pero el área de poder e influencia islámicos se hallan circunscritos dentro de límites sólidos, tanto visibles como invisibles.

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Por José Morales

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