conoZe.com » Ciencia y Fe » Conflicto fe y ciencia

El ateísmo como evasión del espíritu

Aunque no constituye ofensa, el ateísmo es un desafío a la fe. Es la negación de Dios, de todo valor y práctica religiosa. En el pasado, quienes decidieron «refutar el ateísmo» no pasaron del intento. El ateísmo fue la respuesta lógica, aunque no espiritual, al atosigamiento religioso que venía produciéndose desde la Edad Media. En efecto, el cristianismo se fractura en tres tendencias: la teología de la Inquisición, el surgimiento de las sectas cristianas y la brecha del ateísmo. Desde entonces tal fenómeno intelectual ha seguido en auge, teniendo lugar en el siglo XX una eclosión, sin paralelo, de ateísmo.

Existen dos tipos de ateos. Uno es producto de una actitud de negligencia. Quizá de abandono personal por las cosas que atañen a la naturaleza del espíritu en la fe. Tarde o temprano la persona escéptica, que se halla incursa en aquella actitud de descuido, termina por darse cuenta de su indiferencia y procura una cierta aproximación hacia Dios. Ese tipo de ateísmo pertenece a una cierta etapa temprana de la vida del individuo. Se da en quienes no han sido formados o educados en el sentimiento de una fe o al calor de un núcleo familiar homogéneo.

El otro tipo de ateísmo se contrae al racionalismo ateo. Es decir, aquel que se caracteriza por una clara y consciente posición personal, doctrinariamente sustentada: la de no admitir ninguna práctica o credo religioso. A este ateísmo teórico se llega por varios caminos. Por medio de una posición ideológica firmemente sustentable o dominante en el medio cultural como corriente del pensamiento. Esta forma supone la renuncia anticipada a toda creencia religiosa; o bien, supone un cambio o renuncia a una forma cultural prevalente. Pertenecen a ese grupo los filósofos marxistas, algunos científicos o profesionales liberales; son los llamados librepensadores, así como la gente de ese entorno ideológico.

También podría llegarse a la pérdida de los valores religiosos por motivos de índole estrictamente ocasionales. Como fueron en su momento las guerras mundiales u hoy los más variados conflictos bélicos o calamidades colectivas que hacen perder la fe del creyente; en fin, debido a debilidades de la condición humana, como una excentricidad social. También se suele abrazar el ateísmo a consecuencia inevitable de un gran cisma religioso. En todo caso, la causa varía en función de las circunstancias, de la cultura, de la época y de las personas. Todas esas maneras de acceder al ateísmo consciente están literariamente documentadas.

Nadie nace ateo o creyente. Los primeros pasos por la vida se orientan junto con la educación a la construcción de una fe, que es precisamente la de nuestros mayores. Pero el ateísmo consciente es resultado de la madurez humana y cultural. Es una actitud filosófica que se adopta en algún momento de la existencia. Hoy día el ateísmo tiene la consistencia de un pensamiento sistemático recargado de ideologismo, cuya expresión moderna más elevada se haya en el materialismo histórico, dentro de cuya filosofía o sistema todavía se sigue educando a millones de personas en todo el mundo contemporáneo.

Las consecuencias espirituales de las dos guerras mundiales, el triunfo del socialismo radical, las majaderías del existencialismo y la deriva suicida del nihilismo, entre otros refinamientos doctrinales, han favorecido grandemente la tendencia agnóstica y ateísta en nuestro tiempo. El triunfo del ateísmo es una realización del siglo XX. Muchas sociedades de gran tradición fueron reedificadas bajo la égida del socialismo radical, el cual se autodefine por principio ateo. Sin embargo, ya a finales de la década de los ochenta del pasado siglo, se inicia un movimiento de revisión: de mayor tolerancia y a la búsqueda de una fe renovada en la condición humana. Así, el líder soviético Mijaíl Gorbachov declaraba en Agosto de 1989: «Es preferible una fe que ninguna», en el mismo momento que autorizaba la entrada a la URSS de diez millones de Biblias.

El ateísmo es el problema capital del individuo en relación a Dios. Es de la entera soberanía de la conciencia individual y probablemente habrá que empezar a verlo bajo un nuevo enfoque. En definitiva, la enorme cantidad de sectas religiosas y su propagación, así como la abusiva ideologización de los credos y creencias, unidos al ateísmo racionalista, son las tres grandes brechas que los sistemas religiosos ortodoxos confrontan masivamente en la actualidad. Aún más, están dándose nuevas fuentes de escepticismo que son mucho más dañosas que la práctica del ateísmo, cualquiera que sea la forma que ésta asuma para expresarse. Así, las drogas y la drogadicción, a escala mundial, son las más perversas conductas entre los nuevos modos que asume el escepticismo reinante. Cabe también incluir el incremento del alcoholismo y el tabaquismo a nivel mundial, que aparecen estimulados por la publicidad subliminal. Otra tendencia en auge son los farmacodepresivos que inciden, a la sombra, en la conducta y la modifican. Y no digamos la banalización del sexo, el holocausto abortivo, la «felicidad» eutanásica o la pandemia del SIDA.

Hemos de concluir sintetizando que el ateísmo no implica una forma de liberación de la conciencia, sino de evasión engañosa del espíritu. Se podría nacer sin una fe, mas no morir sin alguna. La fuerza de la fe bastará para acercarse a Dios. Los nuevos tiempos son esclarecedores para el creyente, y reveladores para las dignidades rectoras del patrimonio cultural religioso. Es deseable que las religiones tiendan, en lo fundamental, a aproximarse unas a otras con el objeto de contribuir a asegurar la promoción de la fe en el hombre postcontemporáneo.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=6034 el 2006-12-11 12:09:28