» Baúl de autor » Emili Avilés Cutillas

Libertad de educación, o ciudadanos de segunda

Seguro que todos hemos dedicado últimamente algunas horas a preparar nuestra declaración de renta, ¿verdad? Pues ponga usted atención ya que podría darse el caso de que sea usted un ciudadano o ciudadana de segunda categoría, o sea, que paga como los demás pero el Estado no atiende sus derechos constitucionales.

Podríamos pensar en aquellos derechos conculcados que se refieren a seguridad ciudadana e igualdad ante la ley (impunidad de terroristas y desvalijadores varios), libertad de informar y ser informado (manipulación sistemática en algunas radios y TV públicas), tener un trabajo digno (casi 5 millones de parados), defensa de la familia (divorcio exprés y ninguneo de las familias numerosas), libertad de elección de centro educativo para los hijos…

Y en esto último voy a fijarme hoy pues hemos vuelto a toparnos con el cerrilismo de unos políticos que gobiernan a golpe de víscera. ¿Qué es sino, pretender que algo perfectamente aceptado, legal, de contrastada solvencia, como es la educación diferenciada, quede sólo al alcance de los ciudadanos con más recursos económicos?

Sí, encuentro que es una barbaridad y una tremenda injusticia que el concierto económico que muchos colegios tienen o llegarían a tener en adelante, pudiese desaparecer si el Congreso de los Diputados da luz verde al proyecto de Ley Integral de Igualdad de Trato y la No Discriminación, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado viernes, 27 de mayo.

La portavoz de CiU en la Comisión de Igualdad del Congreso, Mercè Pigem, ha señalado que «hay que respetar lo que dicen los padres de clases medias porque sus impuestos son igual de válidos que los de otros». No puedo estar más de acuerdo, y sería kafkiano decir a los padres que prefieren educación diferenciada que sus impuestos son bienvenidos… pero sus preferencias educativas no lo son.

También creo que interesa mucho saber que es por pura opción metodológica que existen estos colegios, y, así, desean atender de forma más personalizada y excelente a alumnos y familias. Sistema, por cierto, avalado por especialistas del mundo entero. No se trata, pues, de un tema ideológico, aunque la señora Pajín se empeñe en ello.

¿Por qué no consulta a las AMPAS de esos colegios concertados? ¿Por qué no habla con expertos como el americano David Chadwell que ha constatado que son una herramienta más, de mucha eficacia, para luchar contra el fracaso escolar?

La educación diferenciada debería ser un modelo optativo pues no supone discriminación, no pretende separar al alumnado, ni discriminar a ningún sexo. Por lo que sé, está consiguiendo una atención más personalizada, que dispone a chicos y chicas para enfrentarse con éxito a la educación universitaria y a la vida laboral.

Y, ya es el colmo que mis impuestos tengan menos valor que los de los demás. Esperemos una posición clara del ministro Gabilondo y de los múltiples consejeros de educación, en defensa de la libertad, ante este atropello a sus competencias y a las leyes educativas actualmente vigentes.

En fin, a última hora la ecuanimidad y la sensatez reinarán, pero cansa que quienes han de solucionar problemas y promover progreso, provoquen conflictos con asuntos que en nada complican a nadie, más bien al contrario.