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De la secularización a la profanación

En los últimos 40 años se ha venido produciendo un fenómeno desafortunado expresado en la creciente secularización de las sociedades que antes eran consistentemente religiosas católicas. El concepto que originalmente tuvo el significado para distinguir lo eclesiástico de lo civil, hoy ha adquirido una connotación peyorativa para señalar un proceso de descristianización mucho más notable en Europa y América Latina.

Contingentes de poblaciones anteriormente practicantes de la vida religiosa, sobre todo de gran vitalidad sacramental, ahora se han alejado, mostrando indiferencia y desapego de los actos litúrgicos, de la vida de los sacramentos y la oración, así como de las expresiones de piedad religiosa tradicional.

Las fiestas patronales se mantienen en algunas poblaciones rurales, pero en las concentraciones urbanas se han diluido y las fiestas religiosas que anteriormente obtenían el asueto correspondiente, han ido desapareciendo. Varios sacramentos han dejado de tener el gran significado social que merecían. El más notable de todos es el del matrimonio, que hoy se "disuelve" con la mayor facilidad.

Ello está provocando el debilitamiento del tejido social y la aparición de novedosos fenómenos sociales que desembocan en situaciones gravísimas de delincuencia como son los llamados "niños de la calle" y las derivaciones en narco adicciones, narco menudeo, pandillerismo delictivo y reclutamiento para todo tipo de delincuencia organizada.

Más recientemente han empezado a manifestarse en forma sistemática, agresiones a símbolos, instituciones y personas que representan la dimensión sagrada y consagrada de la vida. El que hubiera procesos de secularización tenía una dimensión dolorosa, pero ubicada en su propia situación como expresión de la libertad de las personas. Pero ello no implicaba la agresión y la violencia a quienes mantienen su expresión religiosa normal en forma pacífica.

Y no se trata de situaciones de sociedades con expresión religiosa, digamos, mayoritariamente musulmana, que en unos casos prohíbe y en otros agrede y persigue al extremo de matar a los cristianos que se expresan pacíficamente en actos litúrgicos propios o cumplen funciones de orden civil correctamente. Esto ha sido evidente en semanas recientes por ataques salvajes en Indonesia, Irak y en Pakistán, en donde se violan los mínimos derechos a la libertad religiosa.

Esto sin hablar de naciones como Arabia Saudita, que pasa por "muy pacífica y respetuosa", en donde están estrictamente prohibidas y penadas las expresiones religiosas de cualquier otra índole que no sea musulmana. Lo más dramático se ha venido desarrollando en poblaciones consideradas hasta hace muy poco tiempo de raíces cristianas originales. Las sociedades occidentales cristianas en proceso de secularización, ahora empiezan a evidenciar actos de violencia moral y física no imaginados.

Proyectos de naturaleza "jurídica" que atentan directamente contra la vida y las fuentes de la vida, la destrucción de la familia y la desnaturalización de la misma, la desaparición de los símbolos religiosos más característicos, como el caso del crucifijo, en cualquier espacio público o la eliminación del derecho de los padres a escoger el tipo de educación para sus hijos.

Desde hace unas semanas han ocurrido actos de violencia en varias partes del mundo, que no pueden estar desconectados de un plan consistente de expresiones de odio. En la capilla católica de la Universidad Complutense de Madrid, España, un grupo de jóvenes lesbianas, se desnudaron de la cintura para arriba y rodeando el altar profirieron gritos blasfemos en contra de la religión católica.

La profanación de parejas de jóvenes homosexuales besándose escandalosamente en el atrio de la catedral de Lima, Perú. En la Universidad de Lovaina, Bélgica, el nuevo arzobispo de Malinas-Bruselas, Mons. André-Joseph Leonard, fue insultado y atacado a pastelazos cuando se disponía a participar en una conferencia a la que había sido invitado. En Barcelona, España, varías iglesias han sido agredidas con insultos, pintas y saqueos diversos.

En Madrid fueron anunciadas, varias manifestaciones con "procesiones ateas" simultáneas a las tradicionales procesiones de Semana Santa, por agrupaciones que pretenden "castigar" a la Iglesia Católica. Tres entidades llamadas: "Ateos en Lucha", "Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores" y la "Asociación La playa de Lavapiés", anunciaron para el Jueves Santo, "unas procesiones, para difundir un ideario ateo con valores de racionalidad, que se va a materializar con un castigo a la conciencia católica haciendo daño a la misma sin contemplaciones".

La pronta reacción de la institución "Hazte Oir" solicitando mediante miles de firmas que se prohibiera dicho atentado blasfemo, logro que el Miércoles Santo en la tarde, el "Tribunal Superior de Justicia de Madrid", prohibiera dichas manifestaciones de ateos.

En 2006, militantes del PRD, asentados en el "mega plantón" de Andrés López, profanaron sacrílegamente la Catedral Metropolitana de México 28 veces, sin castigo alguno. Este Domingo de Pascua de Resurrección, contingentes de perredistas interrumpieron la Celebración Eucarística del Cardenal Norberto Rivera, profiriendo gritos: "es necesario destruir la Iglesia Católica para que nazca un nuevo Dios".

Algunas de las mujeres manifestantes simulaban estar embarazadas con almohadas de bulto. Como se puede apreciar, el clima de secularización ha sido el nido para prohijar las profanaciones y blasfemias sacrílegas que estamos constatando.

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