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¿Qué puedo hacer yo en el Año Sacerdotal?

Hace algo más de dos meses comenzó el Año Sacerdotal. Creo que algunos católicos podemos correr el peligro de tomarnos la «convocatoria» del Santo Padre como si fuese otra chorradilla de la ONU.

No es sólo una cuestión estética. Desconozco los criterios para determinar a qué se le dedica un año, pero este 2009 las Naciones Unidas lo tributan a las Fibras Naturales, la Astronomía y los Gorilas. Pero la llamada del Papa —convocar— a un año consagrado a un motivo, va más allá de un reconocimiento o unas reflexiones. Es una invitación a la santidad, invitación personal e individual. Tengo por costumbre, porque así me lo enseñaron de pequeño en casa, que cada documento de la Iglesia, cada propuesta, intentar aplicármela a mí primero. Reconozco que a veces es difícil, algunos textos son complicados, y algunas sugerencias o recomendaciones nos pillan muy lejos. En esos casos, lo mejor es pedir consejo.

No es mal momento para volver a planteárnoslo. Aprovechamos la avalancha de ofertas de coleccionables que va a preludiar unas semanas de buenos propósitos, y conseguimos encajarlo entre el deseo de practicar algo más de deporte después de constatar que no tenemos una figura muy apolínea, y la aspiración de que esta vez «sí que sí» aprendo ese idioma que se nos resiste.

Por si a alguno le sirve, a mí me vinieron muy bien, los diez consejos de Father Mark (traducción y negritas mías), son sólo ideas, o ¿no?:

  1. Pide a tu párroco ofrecer la Misa votiva de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, el primer jueves de mes. Sugiérele que utilice la hoja parroquial y la homilía del domingo para que los fieles participen en esa Misa mensual por la santidad de los sacerdotes.
  2. Estudia y enseña la carta del Santo Padre con motivo del Año Sacerdotal en pequeños grupos. Haz copias. Subráyalas. Lleva el mensaje a todos los corazones. Mucho de lo que escribe el Santo Padre nunca llega a los católicos ordinarios. Corre la voz.
  3. Sí, puedes ofrece todos tus sufrimientos -físicos, emocionales y espirituales- por la santidad de los sacerdotes.
  4. Teniendo en cuenta el daño causado al sacerdocio por los pecados de calumnia, detracción y murmuración, puedes decidir abstenerte de toda conversación (y "blogeo") crítico, cruel o sentencioso sobre los sacerdotes, y también decidir no dar publicidad a comentarios, anédoctas o chismorreos desedificantes sobre sacerdotes, sus pecados y sus defectos.
  5. No te olvides de las almas de los sacerdotes que todavía están en el purgatorio. Podrías juntarte con otros y ofrecer misas por el feliz descanso de las almas de los sacerdotes que ya han partido.
  6. Decídete a mostrar a todos los sacerdotes un respeto y una reverencia de raiz sobrenatural. Recupera la hermosa costumbre católica de pedir la bendición del sacerdote cuando te encuentres con uno. Y hermanos sacerdotes, ¡no dudéis en ofrecer la bendición sacerdotal en todas las ocasiones!
  7. «Él les respondió: 'Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno'». Como reparación por los pecados de los sacerdotes y para obtener para ellos la gracia de la conversión, la liberación de los hábitos pecaminosos y la fortaleza en la lucha espiritual, puedes ayunar, hacer abstinencia u ofrecer algún tipo de mortificación todos los miércoles (el Miércoles de Ceniza fue el día que Judas confabuló contra Nuestro Señor).
  8. El jueves (el día de la institución de la Santísima Eucaristía y del Sacerdocio), puedes pasar una hora ante el Santísimo Sacramento, en acción de gracias por el don y misterio del sacerdocio, y en confidente súplica por la santidad de los sacerdotes. Te recomiendo en esa hora meditar la oración por los sacerdotes de Nuestro Señor en el capítulo 17 del Evangelio de San Juan.
  9. El viernes (el día de la Pasión de Nuestro Señor) haz el Vía Crucis por los sacerdotes, o reza las Letanías de la Preciosísima Sangre de Cristo o del Sagrado Corazón por ellos.
  10. Los sábados (el día de Nuestra Señora) ofrece los cinco misterios del Santo Rosario o el Ave, Maris Stella, el himno litúrgico más adecuado para interceder por los sacerdotes.

Ni que decir tiene que, después de leerlos la primera vez, saqué la conclusión que el Año Sacerdotal estaba pasando por mí con el mismo efecto que la Astronomía, las Fibras Naturales o los Gorilas, bueno, miento, que tengo tres varones pequeños en casa.

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