conoZe.com » Ética Natural » Familia » Concentración en Defensa de la Familia Cristiana - Madrid - 30 de diciembre de 2007

Algunas ideas claras sobre la familia

«Los hombres reñirán, escribirán, lucharán, morirán por la religión; todo excepto vivirla» Carl Caleb Colton

Estos chicos del PSOE andan un poco obsesionados contra la Iglesia Católica y sus fieles tras lo sucedido en la Plaza de Colón el pasado 30 de diciembre. Sinceramente, esperaba un poco más de estos políticos que se retuercen en la confusión cuando ven que muchos ciudadanos les plantan cara. Pero, tienen tan poca imaginación y están tan confusos con lo que es una FAMILIA CRISTIANA , que me da que pensar.

No entienden que como católicos tienen, tenemos, la libertad y la responsabilidad de defender nuestra fe, nuestras creencias y unas costumbres — indispensables como guía de un comportamiento individual y colectivo correcto- para alcanzar nuestra meta en la vida: ser santos dentro de nuestro propio estado para vivir toda la eternidad con Cristo en el Cielo.

Es más, estoy casi convencida que muchos de nuestros líderes políticos «hicieron campana» el día que en la catequesis les hablaron sobre la familia, el matrimonio como cooperadores de Dios , el regalo de la vida humana y , muy especialmente, el don de la libertad como fuerza de crecimiento personal en la verdad y la bondad.

De manera que , y para evitar confusiones en el futuro, me ha parecido más instructivo repasar la doctrina de la Iglesia, para que todos hablemos con propiedad a la hora de defenestrar al «adversario».

En fin, ¿Qué les parece si empezamos?

Vamos allá.

Para empezar es bueno recordar estas palabras de la Biblia:

Una vez creados el hombre y la mujer , Dios dijo «Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne»(Gn 2, 24). Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: "Sean fecundos y multiplíquense y llenen la tierra y sométanla; manden en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra" (Gn 1,28)

Pero, ¿A qué se refiere la Iglesia cuando habla de ...

Familia Cristiana:

En el plan de Dios, un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, forman, por sí mismos y con sus hijos, una familia. Dios ha instituido la familia y le ha dotado de su constitución fundamental. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos... En Cristo la familia se convierte en Iglesia doméstica, porque es una comunidad de fe, de esperanza y de amor

La familia es la célula original de la sociedad humana, y precede a cualquier reconocimiento por parte de la autoridad pública. Los principios y valores familiares constituyen el fundamento de la vida social. La vida de familia es una iniciación a la vida de la sociedad.

-Los poderes públicos deben respetar, proteger y favorecer la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia, la moral pública, los derechos de los padres, y el bienestar doméstico.

Matrimonio Cristiano:

  • Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19, 6).
  • Los bienes del amor conyugal, que para los bautizados está santificado por el sacramento del Matrimonio, son: la unidad, la fidelidad, la indisolubilidad y la apertura a la fecundidad.
«Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Mc 10, 9).
  • Las ofensas a la dignidad del Matrimonio son : el adulterio, el divorcio, la poligamia, el incesto, la unión libre (convivencia, concubinato) y el acto sexual antes o fuera del matrimonio.

Hijos:

El hijo es un don de Dios, el don más grande dentro del Matrimonio. No existe el derecho a tener hijos («tener un hijo, sea como sea»). Sí existe, en cambio, el derecho del hijo a ser fruto del acto conyugal de sus padres, y también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción.


Este breve repaso del Catecismo de la Iglesia Católica ,que como bien indica su nombre es una especie de «vademécum» de los contenidos de su doctrina en forma de diálogo entre maestro y alumno, va dirigida a todos los fieles católicos de cualquier parte del mundo. Porque nos guste o no, las cosas son como son, con independencia de quien las vea, aunque no se saque rédito político ni económico con ellas.

¿Les parece si continuamos?

Defensa de la Vida Humana

  • La vida humana ha de ser respetada porque es sagrada. Desde el comienzo supone la acción creadora de Dios ... A nadie le es lícito destruir directamente a un ser humano inocente, porque es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador. «No quites la vida del inocente y justo» (Ex 23, 7).
  • El quinto mandamiento, «no matarás», prohíbe:
    1. El homicidio directo y voluntario y la cooperación al mismo.
    2. El aborto directo, querido como fin o como medio, así como la cooperación al mismo, bajo pena de excomunión, porque el ser humano, desde el instante de su concepción, ha de ser respetado y protegido de modo absoluto en su integridad.
    3. La eutanasia directa, que consiste en poner término, con una acción o una omisión de lo necesario, a la vida de las personas discapacitadas, gravemente enfermas o próximas a la muerte.
    4. El suicidio y la cooperación voluntaria al mismo, en cuanto es una ofensa grave al justo amor de Dios, de sí mismo y del prójimo; por lo que se refiere a la responsabilidad, ésta puede quedar agravada en razón del escándalo o atenuada por particulares trastornos psíquicos o graves temores.
  • Los cuidados que se deben de ordinario a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos; son legítimos, sin embargo, el uso de analgésicos, no destinados a causar la muerte, y la renuncia al «encarnizamiento terapéutico», esto es, a la utilización de tratamientos médicos desproporcionados y sin esperanza razonable de resultado positivo.
  • La sociedad debe proteger a todo embrión, porque el derecho inalienable a la vida de todo individuo humano desde su concepción es un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación. Cuando el Estado no pone su fuerza al servicio de los derechos de todos, y en particular de los más débiles, entre los que se encuentran los concebidos y aún no nacidos, quedan amenazados los fundamentos mismos de un Estado de derecho.

Dignidad de la Persona Humana

La dignidad de la persona humana está arraigada en su creación a imagen y semejanza de Dios. Dotada de alma espiritual e inmortal, de inteligencia y de voluntad libre, la persona humana está ordenada a Dios y llamada, con alma y cuerpo, a la bienaventuranza eterna.

Libertad

  • La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar de este modo por sí mismo acciones deliberadas. La libertad es la característica de los actos propiamente humanos ( de elegir entre el bien y el mal). Cuanto más se hace el bien, más libre se va haciendo también el hombre.
  • La libertad hace al hombre responsable de sus actos, en la medida en que éstos son voluntarios; aunque tanto la imputabilidad como la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas o incluso anuladas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia soportada, el miedo, los afectos desordenados y los hábitos.
  • El derecho al ejercicio de la libertad es propio de todo hombre, en cuanto resulta inseparable de su dignidad de persona humana. Este derecho ha de ser siempre respetado, especialmente en el campo moral y religioso, y debe ser civilmente reconocido y tutelado, dentro de los límites del bien común y del justo orden público.

Moralidad de los Actos Humanos

  • La moralidad de los actos humanos depende de tres fuentes: del objeto elegido, es decir, un bien real o aparente; de la intención del sujeto que actúa, es decir, del fin por el que lleva a cabo su acción; y de las circunstancias de la acción, incluidas las consecuencias de la misma.
  • La conciencia moral, presente en lo íntimo de la persona, es un juicio de la razón, que en el momento oportuno, impulsa al hombre a hacer el bien y a evitar el mal. Gracias a ella, la persona humana percibe la cualidad moral de un acto a realizar o ya realizado, permitiéndole asumir la responsabilidad del mismo.
  • Tres son las normas más generales que debe seguir siempre la conciencia:
    1. Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien.
    2. La llamada Regla de oro: «Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos» (Mt 7, 12).
    3. La caridad supone siempre el respeto del prójimo y de su conciencia, aunque esto no significa aceptar como bueno lo que objetivamente es malo.
  • La ley natural, inscrita por el Creador en el corazón de todo hombre, consiste en una participación de la sabiduría y bondad de Dios, y expresa el sentido moral originario, que permite al hombre discernir el bien y el mal, mediante la razón. La ley natural es universal e inmutable, y pone la base de los deberes y derechos fundamentales de la persona, de la comunidad humana y de la misma ley civil.
  • El Magisterio de la Iglesia interviene en el campo moral, porque es su misión predicar la fe que hay que creer y practicar en la vida cotidiana. Esta competencia se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural, porque su observancia es necesaria para la salvación.

Deberes y Derechos respecto a las autoridades civiles

  • Toda sociedad humana tiene necesidad de una autoridad legítima, que asegure el orden y contribuya a la realización del bien común...Quienes están sometidos a las autoridades deben considerarlas como representantes de Dios, ofreciéndoles una colaboración leal para el buen funcionamiento de la vida pública y social. Esto exige el amor y servicio de la patria, el derecho y el deber del voto, el pago de los impuestos, la defensa del país y el derecho a una crítica constructiva.
  • El ciudadano no debe en conciencia obedecer cuando las prescripciones de la autoridad civil se opongan a las exigencias del orden moral: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5, 29).

En fin. Siento mucho la extensión de este artículo pero, esta «catequesis para los mal-aprendidos, que no mal-enseñados» creo que era imprescindible para evitar la ignorancia, la ofensa y la mentira.

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