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Marosa Montañés
El «nuevo periodismo»: convertir en tecnología lo de siempre y buscar contenidos profundos
Algunas verdades e ideas sobre el hoy y el mañana del periodismo exigen alguna reflexión puntual: los medios de comunicación no deben estar al servicio del Estado sino de la sociedad ...; su repercusión en la vida diaria y su futuro se llama « periodismo ciudadano» ...; la ética, la defensa del honor o de cualquier derecho humano deben estar presentes, porque son las personas las que importan y cuentan ...; no existe crisis en el periodismo, existen nuevos medios tecnológicos que deben ser asumidos ...; si determinados medios de comunicación social se subordinan al dinero y al poder político o económico, prostituyen la profesionalidad de sus periodistas; o se cuestiona la frase tradicional acuñada como « los hechos son sagrados pero los comentarios son libres» porque ahora los hechos pueden ser creados de modo artificial ... y un largo etcétera podría completar una lista exhaustiva.
Y todo ello, ¿cómo se sintetiza?, o ¿dónde se apoya?; en un solo pivote sobre el que todo lo demás debe girar: la profesionalidad de los periodistas, asentada sobre una ética de la responsabilidad que lleva en directo hacia la autorregulación, y por la que se es competitivo pero con uno mismo; o lo que es lo mismo, si el periodista busca la verdad —no debe buscar otros fines—, la encontrará en su ejercicio libre, responsable, solidario, investigador, comprometido y competente; pero si se desvía hacia otros derroteros menos nobles, dejará de ser libre y se convertirá en un mercenario del poder político o económico.
¿Y cómo se adquiere esa deseada profesionalidad?: ser periodista es una opción vocacional, y puede conseguirse con esfuerzo, con preparación, con un trabajo entendido como servicio a la sociedad y con algunas condiciones que marcan el perfil de un profesional de la información, pero sobre todo con tiempo, ganas y paciencia. Y como botón de muestra de esas cualidades del « candidato a buen periodista» éstas pueden ser las más significativas; la primera quizá sea la facilidad para escribir porque es lo que hará a lo largo de su vida, y las restantes más o menos pueden ser formuladas así: enorme curiosidad intelectual porque la actualidad contempla todo un amplio abanico de posibilidades ...; cierta predisposición a la síntesis porque hay que ir al grano y a lo esencial, y a la abstracción porque el contenido debe plasmarse en un espacio reducido sin dejarse nada en el tintero ...; la lectura de libros buenos como algo más que un hobby porque es ahí dónde se renuevan las ideas y se actualiza y enriquece el lenguaje ...; para no sucumbir al halago interesado por parte de los poderes políticos o económicos ni tampoco creerse el «ombligo» del mundo sino una mera correa de transmisión hay que fomentar un cierto talante filosófico para buscar y encontrar los por qués de las cosas y no comulgar con ruedas de molino ...; y quizá por último, y no por ello, menos importante, mucha salud que funcione como chaleco antibalas ante el stréss y permita relajarse psíquica y físicamente en los momentos duros que los hay y en ocasiones, son demasiados.
Ser periodista constituye toda una aventura, todo un reto diario, que hay que saber afrontar sin prisas pero sin pausas: esa profesionalidad buscada y encontrada será el mejor antídoto para que la historia de todos los comunicadores e informadores termine bien, es decir, como debe hacerlo.
Del director
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