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Introducción al Pentateuco (I)

Nombre.

Se da el nombre de Pentateuco a los cinco primeros libros del A.T.[1], que eran llamados por los judíos la Toraho Ley, en contraposición a los libros Proféticos (Nebi'im)y Sapienciales (Ketubim)[2]. En el N.T. se llama al Pentateuco "libro de la Ley"[3], "la Ley"[4], "la Ley de Moisés"[5]. Estas denominaciones dependen de otras similares del A.T. [6] Los diversos libros de la Ley recibían nombres conforme a las primeras palabras hebreas de cada uno entre los judíos palestinenses[7]; los alejandrinos, en cambio, los denominaban por su contenido substancial: Génesis (trata del origen del mundo y de la humanidad), Éxodo (salida de los israelitas de Egipto), Levitico (legislación relativa a la tribu de Leví), Números (se inicia con el censo numérico de los israelitas en el desierto), Deuteronomio (o "segunda Ley": recapitulación en forma oratoria de la legislación del desierto).

Contenido.

Trata de la historia religiosa de Israel y de sus antepasados desde la creación del primer hombre hasta la muerte de Moisés. El hagiógrafo, pues, intenta describir los orígenes de la teocracia hebraica, empalmando con los patriarcas anteriores a Abraham, para probar los designios salvíficos de Dios sobre el pueblo elegido. En esta narración hay elementos propiamente históricos y elementos legislativos, constituyendo estos últimos el armazón jurídico de la teocracia israelita, cuyos orígenes se remontan hasta Abraham; pero, para asentar las bases del monoteísmo, el hagiógrafo se preocupa de buscar la prehistoria de Israel, tejiendo narraciones-reflejo de tradiciones antiquísimas-relativas a unos personajes que resultan como las piedras miliarias que nos llevan hasta el primer hombre, el cual, a su vez, procede directamente del Dios creador del mundo.

La perspectiva no puede ser más amplia, y, por tanto, esas figuras anteriores a Abraham están enmarcadas en el inmenso vacío de la prehistoria, en el que los años se cuentan por decenas de millares. El autor sagrado no pretende reconstruir la historia completa anterior a la constitución de la comunidad teocrática en el Sinaí, sino destacar el designio salvador divino en la historia, sorprendiendo el hilo conductor de la primera promesa de rehabilitación de la humanidad expresada en los albores de la historia humana y siguiendo su trayectoria hasta la elección del pueblo israelita, instrumento excepcional de la Providencia divina en orden a la salvación de la humanidad caída. Por consiguiente, el enfoque de su narración histórico-legislativa es esencialmente religioso, y en la medida de sus afirmaciones religiosas debemos juzgar de la veracidad de sus datos históricos. Es la historia del proceso salvífico del género humano, centrada en torno a la historia de Israel, "primogénito de Yahvé,"[8] su porción selecta o "heredad" particular [9], destinado a ser "un reino sacerdotal y una nación santa,"[10] como intermedio entre Dios y los otros pueblos para transmitir el mensaje salvador de rehabilitación de la humanidad en orden a la manifestación plena mesiánica. Por eso, la idea clave teológica de todo el Pentateuco es la elección de Israel como "primogénito" entre todas las naciones. Por un misterioso designio divino, la historia de este pueblo excepcional va vinculada a la historia de la economía de salvación de la humanidad, a la historia de la revelación divina.

  1. Génesis: Se narra la preparación de la teocracia hebrea, partiendo de la creación del mundo, del hombre, y la historia primitiva de la humanidad después de la caída original, la vocación de Abraham y la historia de los patriarcas Isaac y Jacob. Puede dividirse, pues, en dos partes bien definidas:

    1. a) historia primitiva de la humanidad (1:1-11:32);

    2. b) historia de los patriarcas (12:1-50:26).

  2. El Éxodo narra las vicisitudes de la salida de Israel de Egipto y la constitución oficial de la teocracia hebraica en el Sinaí. Puede dividirse en tres partes:

    1. a) preparación del éxodo de Egipto (1:1-12:36);

    2. b) salida de los israelitas de Egipto y marcha hacia el Sinaí (12:37-18:27);

    3. c) alianza de Dios con Israel en el Sinaí (19:1-40:38).

  3. El Levítico trata de la organización cultual de la teocracia, a cargo de la tribu de Leví. La legislación es compleja:

    1. a) leyes sobre los sacrificios (1:1-7:38);

    2. b)consagración de los sacerdotes (8:1-10:20);

    3. c) leyes sobre distinción de animales puros o impuros (11:1-16:34);

    4. d) leyes de santidad (17:1-26:46);

    5. e) apéndice de diezmos y votos (27:1-34).

  4. El libro de los Números relata los hechos acaecidos en el Sinaí después de la alianza y las vicisitudes de la marcha hacia Transjordania. Tres etapas:

    1. a) preparación de la marcha en el Sinaí (1:1-10, 10);

    2. b) marcha del Sinaí a Cades (10:11-20:13);

    3. c) de Cades al Jordán (20:14-36:13).

  5. El Deuteronomio es como el testamento de Moisés, e incluye la recapitulación legislativa de Israel, puesta en boca de éste, el cual en estilo oratorio exhorta al cumplimiento fiel de los preceptos de Yahvé. Puede dividirse en cuatro partes:

    1. a) prólogo exhortatorio al cumplimiento de la Ley (1:1-11:32);

    2. b) parte legislativa (12:1-26:19);

    3. c) epílogo (27:1-30:20);

    4. d) últimas disposiciones de Moisés y su muerte (31:1-34:12).

El contenido dogmático de estos cinco libros es trascendental, ya que en ellos se contienen las verdades fundamentales religiosas en las que se basa la teocracia del A.T.: creación del universo y del hombre por un solo Dios, unicidad del género humano, caída de los primeros padres, primera promesa de rehabilitación y elección de Israel como "pueblo de Dios," en el cual habían de ser "bendecidas todas las naciones de la tierra."[11] Este esquema doctrinal será aceptado y completado por el mensaje evangélico.

Autenticidad Mosaica del Pentateuco.

Al abordar esta intrincada cuestión hemos de adelantar que, de suyo, el problema de la autenticidad del autor humano de la Sagrada Escritura no afecta al problema de la inspiración, y, por consiguiente, a las verdades de fe. Desde el punto de vista dogmático, nos basta saber que un libro está inspirado por Dios para utilizar sus enseñanzas religiosas como infalibles. La cuestión del origen humano de un libro de la Biblia ha de resolverse por razones de crítica histórica y literaria. Así, pues, respecto del problema concreto de la autenticidad mosaica del Pentateuco, hemos de utilizar los medios crítico-histórico-filológicos empleados en la investigación de otros libros bíblicos (como Sam., Tob., Job, Ecl. y Sal.), cuya autenticidad humana resulta discutible.

Para proceder con orden, vamos a exponer primeramente los argumentos que la tradición exegética ha utilizado en favor de la autenticidad mosaica del Pentateuco, la posición de la crítica moderna y sus argumentos en contra de la autenticidad mosaica y, por fin, las declaraciones de la Iglesia sobre el problema.

Argumentos Positivos en Favor de la Autenticidad Mosaica.

1. Testimonios del mismo Pentateuco.

a) Explícitos. - En Ex 17:14 se dice a propósito de la victoria sobre los amalecitas: "Yahvé dijo a Moisés: Pon eso por escrito para recuerdo en un libro." La necesidad de conservar el recuerdo de esta victoria exigía que se pusiera por escrito, de forma que las generaciones futuras, al leerlo, se sintieran confortadas cuando se vieran en situaciones de peligro ante los enemigos. En Núm. 33:2 se dice que Moisés, por mandato divino, escribió las estaciones en que Israel había acampado en el desierto. Se trata de un catálogo de los lugares donde acampó en su peregrinación hacia Canaán. Según Ex. 24:4, "escribió Moisés todas las palabras de Yahvé," que, según el contexto, parecen ser el llamado "código de la alianza," que contenía el Decálogo [12] y las leyes fundamentales de la alianza[13]. En Ex. 34:27 se dice: "Yahvé dijo a Moisés: Escribe estas palabras, según las cuales hago alianza contigo y con Israel." Se alude a las cláusulas de la renovación de la alianza[14]. En Dt 31:9: "Escribió Moisés esta Ley y se la entregó a los sacerdotes, hijos de Leví"; y en el v.24: "Después que escribió Moisés las palabras de esta Ley en el libro hasta terminarla." Son las leyes deuteronómicas de los cc. 12-26; por consiguiente, la expresión "esta Ley" no se refiere a todo el Pentateuco. Aunque el Pentateuco se designaba en tiempos de Cristo con el nombre de "la Ley," sin embargo no consta que esta denominación tuviera este sentido ya en los tiempos mosaicos. Finalmente, en Dt. 31:22 se afirma que Moisés escribió el Cántico del c.32.

De todas estas afirmaciones se deduce que, según el mismo Pentateuco, partes de éste (referentes a hechos históricos y a leyes) fueron consignadas por el propio Moisés. Pero no podemos deducir de ellas que todo el Pentateuco haya sido redactado por él.

b) Implícitos. - Más importancia para probar la autenticidad mosaica del Pentateuco tienen los argumentos sacados del marco ambiental del desierto que suponen ciertos hechos y leyes consignados en estos libros. Moisés, libertador y creador de la conciencia nacional religiosa de Israel, tuvo necesariamente que crear un cuerpo legislativo mínimo para organizar la vida religiosa y civil de un pueblo numeroso que tenía, sin duda, sus costumbres ancestrales, pero que se encontraba en el desierto en una nueva situación, lo que exigía nuevas adaptaciones y leyes para sobrevivir como comunidad social y religiosa, sobre todo con vistas a las nuevas perspectivas de la instalación en Canaán en medio de pueblos paganos y hostiles. Así, pues, puede considerarse como obra de Moisés un núcleo legislativo, como el Decálogo[15], el "libro de la alianza"[16] y ciertos preceptos cultuales[17].

En particular se citan como indicios de la vida campamental en el desierto: la ausencia del hierro como material del tabernáculo, mientras se cita el bronce. De hecho sabemos que la industrialización del hierro comenzó en el siglo XII a.C., un siglo después de Moisés, cuya vida se enmarca comúnmente hoy en tiempos de Ramsés II (s.XIII). Indicios de la vida campamental en el desierto son los ritos del "macho cabrío,"[18] de la "vaca roja,"[19] que debían ser llevados ante el tabernáculo. Lo mismo hay que decir de la efusión de sangre de toda víctima "a la puerta del tabernáculo"[20] y de los oficios de los levitas que debían transportar el tabernáculo.[21] Son indicios también de arcaísmo la designación de Abraham como "arameo,"[22] calificativo incomprensible en labios de un escritor de los tiempos de la monarquía, en que los arameos eran los encarnizados enemigos de Israel; la sinceridad con que se cuentan ciertos hechos poco honrosos de Moisés, como su matrimonio con una mujer madianita,[23] sus dudas sobre la misericordia divina [24] y la pena de su falta.[25] Un escritor reciente no se habría atrevido a inventar tales hechos para aplicarlos al mayor de los profetas de Israel, al venerado libertador de los hebreos. Además, el itinerario de los israelitas por el desierto concuerda en sus indicaciones sustancialmente con la naturaleza geográfica de las estepas del Sinaí. Y los relatos sobre la vida de los hebreos en Egipto (construcción de Ramsés con ladrillos, exacción de los capataces de obras y, en general, la historia de José) concuerdan perfectamente con el género de vida de los egipcios tal como hoy lo conocemos por los documentos extrabíblicos. Ciertos hechos acaecidos en el desierto encuentran su explicación sólo en el marco geográfico de las estepas del Sinaí, como el fenómeno del "maná,"[26] la abundancia de codornices[27] y las aguas salobres.[28]

2. Testimonios de otros libros del A.T.

  1. a) Libros históricos. - En Jos. 1:8 se lee: "Que ese libro de la Ley no se aparte nunca de tu boca." Según Jos. 8:3 IS, Josué levantó un altar en el monte Ebal para cumplir lo "escrito en el libro de la Ley de Moisés"; y en el v.32: "allí, sobre las piedras, escribió Josué una repetición de la Ley (Deuteronomio) que Moisés había escrito delante de los hijos de Israel." Según Jos. 23:6, el conquistador de Canaán exhorta al pueblo a que "guarde todas las cosas escritas en el libro de la Ley de Moisés." Después del pacto de Siquem "escribió todas estas palabras en el libro de la Ley del Señor"[29], que es el mismo de la "Ley de Moisés" de Jos. 8:3 IS.

    En el libro de los Jueces no se cita expresamente la "Ley de Moisés," pero se alude a la salida de los israelitas de Egipto y al "pacto" del Sinaí[30], y se cita a Moisés[31]. En los libros de Samuel no se cita expresamente la "Ley de Moisés," pero se alude a la persona de Moisés como caudillo libertador de los israelitas[32]. En cambio, en los libros de los Reyes se menciona varias veces la "Ley de Moisés": David exhorta a Salomón a que cumpla los preceptos y ritos del Señor, "como está escrito en la Ley de Moisés;"[33] el rey Amasías perdonó a los hijos del asesino de sus padres, "según lo escrito en el libro de la Ley de Moisés."[34] En tiempos del rey Josías se encontró el "libro de la Ley" o el "libro de la Ley del Señor (escrita) por manos de Moisés."[35] Por otra parte, en todos estos libros se mencionan ciertas instituciones legales de la época de Moisés[36].

  2. b) Libros proféticos. - Los profetas anteriores al destierro babilónico no mencionan expresamente la "Ley de Moisés," sino la "Ley del Señor" o "Ley de Dios;"[37] pero aluden a muchas instituciones legales mosaicas y a hechos narrados en el Pentateuco[38].
  3. c) Libros posteriores al exilio, - Son frecuentes las citas y alusiones a la "Ley de Moisés"[39], a "los libros de la Ley de Moisés."[40]

En el libro apócrifo 4 Esd. 14 se dice que Esdras redactó al dictado todos los libros sagrados; pero se trata de la restitución de los mismos atribuidos a Moisés. En los tiempos rabínicos, la creencia de que Moisés era autor del Pentateuco era común[41].

3. Testimonios del N.T.

Cristo frecuentemente habla de la "Ley de Moisés," del "libro de Moisés."[42] Especialmente interesante es el texto de Jn 5:45-47: sus interlocutores adversarios serán acusados por Moisés, "porque, si creyerais en Moisés, creeríais en mí, pues de mi escribió él; pero, si no creéis en sus escrituras, ¿cómo vais a creer en mis palabras?" Esta argumentación prueba que los interlocutores de Jesús admitían unánimemente la autenticidad mosaica del Pentateuco, y Él argumenta en este supuesto, sin que en realidad en sus palabras trate ex professo de decidir el problema. El juicio formal de su argumentación, y, por consiguiente, su afirmación, se refiere a la inexcusable incredulidad de los judíos, los cuales, escrutando las Escrituras atribuidas a Moisés, podían descubrir que Cristo estaba anunciado en ellas[43].

Los apóstoles argumentan también supuesta la creencia común de que el Pentateuco es mosaico. Así hablan de la "Ley de Moisés" o de "Moisés" simplemente como autor de un texto citado[44]. Los judíos contemporáneos de Cristo tienen la misma creencia[45], y en esto los apóstoles son tributarios de la opinión común.

4. Testimonios de la tradición cristiana.

Los Santos Padres, siguiendo la opinión de los judíos y apóstoles, dan por supuesta la autenticidad mosaica del Pentateuco, aunque no tratan explícitamente de este problema crítico[46]. Los gnósticos, por razones dogmáticas, negaban que el Pentateuco fuera de Moisés, y lo consideraban como un libro apócrifo judaico[47].

Nuevas Hipótesis Sobre el Origen del Pentateuco.

La tesis de la autenticidad mosaica de todo el Pentateuco, tal como era propuesta por la tradición judeo-cristiana, fue comúnmente aceptada por los teólogos y comentaristas de la Edad Media. Hugo de San Caro (s.XIII) es el primero que expresa la posibilidad de que el Deuteronomio sea postmosaico, obra de Josué, entre otras razones porque narra la muerte de Moisés[48]. Esta opinión fue resucitada por exegetas del siglo XVI del campo protestante y católico[49]. Al surgir la crítica histórica con sus exigencias en el siglo XVII, no faltaron católicos que abiertamente defendieron que gran parte del Pentateuco no era mosaica[50]. Sobre todo el oratoriano Richard Simón (1712) ve en la complejidad y diversidad de estilo, y en las repeticiones o "duplicados" de los mismos hechos, una prueba de multiplicidad de autores. Así, afirma que Moisés utilizó tradiciones orales y documentos escritos anteriores a él, y mandó poner por escrito leyes y hechos de su tiempo; pero su obra fue retocada con mutilaciones y adiciones posteriores por redactores posteriores, y así ha llegado a nosotros. Supuestos estos principios de crítica interna, surgieron las siguientes explicaciones en los siglos XVIII-XIX:

  1. a) Hipótesis de los "documentos." - A los argumentos anteriores, J. Astruc (+1766) añadió otro elemento probativo de la diversidad de documentos empleados por Moisés en la redacción del Génesis: el diferente uso del nombre de Dios, que unas veces es llamado Elohim, otras Yahvé. Así distinguió dos fuentes fundamentales: elohista y yahvista, con otras de menor importancia. Eichhorn (+ 1827) aplicó esta teoría a todo el Pentateuco, distinguiendo otras nuevas fuentes, sobre todo una de tipo cultual llamada sacerdotal (Priestercodex: P).

  2. b) Hipótesis de los "fragmentos."- No contentos con estas fuentes fundamentales, otros, llevados de la hipercrítica, llegaron a admitir una multitud inconexa de fragmentos diversos reunidos posteriormente, pero sin que exista una fuente primaria fundamental que los aglutine [51].

  3. c) Hipótesis de los "suplementos." - Como reacción contra esta opinión anárquica, H. Ewald (+ 1875) propuso la hipótesis de los suplementos, es decir, admite una fuente fundamental (Grundschrift), que llama elohista, la cual relata la historia desde el origen del mundo hasta Moisés. Esta fue completada por otra fuente posterior llamada yahvista. La primera sería redactada en tiempos de los jueces, y la segunda en tiempos de la monarquía. El Deuteronomio es una adición del siglo VII a.C.

  4. d) Nueva hipótesis de los "documentos" o teoría de Wellhausen. - Resucitada de nuevo la teoría de la multiplicidad de al menos cuatro fuentes[52], Wellhausen, siguiendo la tesis hegeliana de la evolución religiosa de los pueblos[53], distingue cuatro fuentes fundamentales escritas:

    1. 1) Yahvista (J), la más antigua, redactada en el siglo IX en el reino de Judá[54], se caracteriza por su estilo colorista, descriptivo, antropomórfico, poético y folklórico. En ella prevalece el nombre divino Yahvé, y de ahí su denominación.

    2. 2) Elohista (E), redactada en el siglo VIII en el reino septentrional[55]; se caracteriza por su carácter más reflexivo, con tendencia a salvar la trascendencia divina, aunque destaca la causalidad inmediata de Dios en el cosmos y en la historia de Israel. Prevalece el nombre divino Elohim. Estos dos documentos (JE) fueron juntados por un redactor de fines del siglo VIII a.C., formándose así el documento yehovista (JE).

    3. 3) Deuteronómico (D): obra del siglo VII a.C., redactado en el reino de Judá, probablemente es el "libro de la Ley" descubierto en tiempos del rey Josías (722 a.C.), compuesto por los sacerdotes, quienes, por un "fraude piadoso," presentaron su obra como escrita por Moisés, escondiéndola en los cimientos del Templo. El estilo de este documento es parenético, con gran espíritu de amor al prójimo, particularmente hacia los necesitados, como los huérfanos, las viudas y los levitas. Es el reflejo de la predicación ética de los profetas de la época (Amós, Oseas, Isaías, Miqueas y Jeremías). Un redactor posterior, quizá antes del exilio, juntó este documento a los dos anteriores (JE), y aun arregló estos documentos conforme al espíritu de D. De este modo se formó el conjunto literario JED.

    4. 4) Código sacedotal (Priestercodex) (P). Elaborado en el exilio bajo la influencia de Ezequiel y su escuela sacerdotal, este documento gira en torno a los problemas culturales y los privilegios de la clase sacerdotal. En tiempos de Esdras (444 a.C.) este documento fue unido a los anteriores, recibiendo así todo el conjunto de los cuatro documentos la redacción definitiva que ha llegado a nosotros con el nombre de Pentateuco, atribuida masivamente a Moisés por la tradición judeo-cristiana. Esta brillante teoría crítica ha sido defendida por gran parte de los exegetas no católicos, y con ciertas limitaciones y correcciones por otros del campo católico[56].

Fundamentos Histórico-Literarios.

Aparte de los supuestos apriorísticos de la filosofía hegeliana aplicados a la evolución de la historia religiosa de Israel (que ciertamente resultan subjetivistas, ya que nada en la historia bíblica avala esa pretendida transición de las formas primarias religiosas al monoteísmo estricto, sino que esta última forma superior religiosa aparece en los textos más antiguos)[57], no faltan indicios de tipo histórico-filológico que favorecen la complejidad de documentos en el Pentateuco:

  1. a) Uso diverso de los nombres divinos. - Una de las primeras claves utilizadas para establecer la diversidad de fuentes ha sido la multiplicidad de nombres divinos, es decir, el diverso uso de Elohim, Yahvé y Yahvé-Elohim. En el Génesis, los dos primeros aparecen casi en la misma proporción; pero en los otros cuatro libros, la designación de Yahvé es abrumadora, de forma que Elohim sólo aparece muy esporádicamente. Y la designación doble Yahvé-Elohim sólo aparece veinte veces en Gén. y una en Ex.[58]. ¿Por qué la distribución desigual y artificial de estos nombres? No es fácil dar explicación de ello; sin embargo, parece que el nombre de Yahvé suele emplearse cuando se trata de las relaciones especiales con Israel como pueblo elegido, y esto tiene lugar desde el Éxodo. Hay muchos autores que niegan que el nombre de Yahvé fuera conocido antes de Moisés[59]; y, por tanto, en los documentos anteriores a éste sería una intromisión debida a redactores posteriores cuando estaba de moda dicho nombre divino. De hecho sabemos que, en los salmos llamados elohisticos[60], el nombre de Yahvé fue sistemáticamente cambiado por el de Elohim. Podemos, pues, suponer que pudo ocurrir el fenómeno contrario en muchos textos del Pentateuco debido a preferencias de los copistas o redactores posteriores. Con todo, no siempre las versiones coinciden con el TM en la transcripción de los distintos nombres divinos, lo que puede insinuar que el original que traducían era algo distinto al TM. Por eso hoy día los críticos urgen menos el argumento de la diversidad de nombres divinos para rastrear la distinción de fuentes en el Pentateuco[61].

  2. b) Duplicados. - Este carácter literario complejo del Pentateuco explica la existencia de narraciones y leyes duplicadas, yuxtapuestas, en las que hay una semejanza sustancial, con diferencias accidentales. A veces estos duplicados son en realidad dos aspectos diferentes de un hecho o ley, que el autor yuxtapone para que se conserven con sus propias diferencias, dejando al paciente y discreto lector la labor de concordarlos, según el procedimiento literario de las antiguas historiografías semitas, en las que no se da importancia a la estricta "crítica histórica"[63]. Así encontramos dos narraciones de la formación del hombre[64], dos narraciones del diluvio[65], dos relatos de la vocación de Abraham[66], dos relatos sobre el intento de secuestrar a Sara[67], dos veces Agar es expulsada de casa[68], dos veces se narra la alianza de Dios con Abraham[69], dos veces se explica el nombre de Israel[70], dos veces se explica el nombre de Betel[71]; según un texto, José es vendido a los ismaelitas[72]; según otro, a los madianitas[73]; dos veces se narra la vocación de Moisés[74], dos veces el paso del mar Rojo[75], doble multiplicación del maná y de las codornices[76], dos veces se da el texto del Decálogo[77], dos veces se da el catálogo de las fiestas[78], dos veces se narra la fracasada exploración de Canaán[79]. La lista se podría alargar, y el lector verá en el transcurso del comentario cómo se destaca esta duplicidad narrativa y legislativa en muchos lugares, lo que arguye diversidad de tradiciones o documentos sobre determinados hechos o leyes. En la legislación se nota progreso conforme a las nuevas exigencias de los tiempos[80], lo que arguye diversidad de manos redaccionales.

  3. c) Anacronismos. - No faltan en el Pentateuco alusiones históricas y geográficas que delatan al autor morando en Palestina, no en las estepas del Sinaí en los tiempos de Moisés. Así, se dice del cananeo que "entonces vivía en la tierra" (Palestina)[81], se habla de los reyes de Edom "antes de que tuvieran rey los hijos de Israel,"[82] lo que supone que esta perícopa está escrita en tiempos de la monarquía. En Gén 14:14 se habla de la ciudad de Dan, nombre que recibió en tiempo de los jueces[83]. Se habla del "otro lado del Jordán" aludiendo a localidades de Transjordania, lo que supone que el autor vive en Cisjordania[84]; se habla de Negueb como zona meridional de Canaán[85].

Aunque algunas de estas indicaciones se explican como retoques redaccionales posteriores, sin embargo no cabe duda que, tomados todos los indicios en conjunto, se saca la impresión de que en la formación literaria del Pentateuco han intervenido autores de diversas épocas, que hicieron algunas aclaraciones en el texto original.

Estas son las líneas generales teológicas en las que quedan enmarcadas las narraciones y secciones legislativas del Pentateuco. El Pentateuco se cierra ante la perspectiva de la tierra de promisión: los israelitas, si son fieles a la alianza, serán herederos de las promesas divinas. Al contrario, si no corresponden a su condición de pueblo elegido, serán exterminados como los cananeos. En los discursos del deuteronomista aparece ya la amenaza de la cautividad babilónica, que los profetas presentarán a menudo como castigo de las infidelidades de Israel.

Notas

[1] Dt 5:14; 15:12-14; 18; 23:16-17; 24:10-13; 12:12-18; 14:27.

[2] Cf. Pról. al Eclo.

[3] Gál. 3:10.

[4] Rom. 3:21.

[5] Lc. 24:44.

[6] Cf. Neh. 8:1: "el libro de la Ley de Yahvé" (2 Par 23:18), "el libro de la Ley de Moisés" (Neh 13:1), "la Ley de Moisés" (2 Par 23:18).

[7] Beresit (al principio), Semot (nombres), Wayyiqra (llamó), Wayyedaber (habló); Bammidbar (en el desierto), Debarim (palabras).

[8] Ex. 4:22.

[9] Dt. 9:26.

[10] Ex. 19:6.

[11] Gén. 12:2s.

[12] Ex. 20:2-17.

[13] Ex. 20:22-23;33.

[14] Ex. 13:20-23; 34:10-26.

[15] Ex. 20:2-17.

[16] Ex. 20:22-23;33.

[17] Ex. cc.26-31.

[18] Lev. 16:21;28.

[19] Núm. 19:2-7.

[20] Lev. 17.

[21] Núm. 4:2-15.

[22] Dt. 26:5.

[23] Ex. 2:21.

[24] Núm. 11:21; 20: 10s.

[25] Núm. 12:12; Dt 32:51s.

[26] Ex. 16:31. Véase com.

[27] Ex. 16:12s; Núm. 11;18-23.

[28] Ex. 15:22-27.

[29] Jos. 24:25s.

[30] Jue. 2,1s; Ex 23:20-33.

[31] Jue. 1:16.20.

[32] 1 Sam 12:6-8.

[33] 1 Re. 2:3.

[34] 2 Re. 14:6.

[35] 2 Re 22:8-10; 2 Par 34:14-18.

[36] Así en Jueces se citan: "el tabernáculo de la alianza" (18:31), el "arca de la alianza" (20:27); los "holocaustos y sacrificios pacíficos" (21:4); el "voto de nazareato" (c.13).

[37] Cf. Am 2:4; Os. 4:6; Is. 5:24; Jer. 16:11; Sof. 3:4; Jer. 31:33.

[38] Así, Am. 5:22 enumera casi todas las especies de sacrificios y según el orden de Lev. 1-3. En Am. 2:8 se habla de los "vestidos tomados en prenda" (Ex 22:26: "libro de la alianza"); en 2:12, del "nazareato" (Núm. 6). En Os 12 se alude a la historia de Jacob (Gén. cc.25-35). En Os. 2,10 (8) se alude a Dt. 7:13; en Am. 4:11 se alude a la destrucción de Sodoma y Gomorra (Gén. 19:25); en 2:10 se alude a la liberación de Egipto (Ex 12); en 2,9, a la estatura gigantesca de los amorreos (Núm. 13:29; 32-34).

[39] 2 Par. 25:4; 34:14; 35:12; Dan. 9:11-13; 13:3-62; Mal. 3:22 (4:4).

[40] Neh. cc. 8-9; 10:30-40.

[41] Así filón, De vita Mosis 2 (3), 39; fl. josefo, Ant. Jud. 4:8-48; Talmud, en Baba Bathra 14b; 15a.

[42] Cf. Lc. 24:44; Mc. 12:26 (Ex. 3:6); Lc. 10:26 (Dt. 6:5); Mt. 8:4 (Lev. 14:2-32); Mt. 19:8 (Dt. 24:1); Mc. 7:10 (Ex. 20:12; Dt. 5:16).

[43] Resulta, pues, exagerado deducir de las palabras de Cristo la afirmación de la autenticidad crítica mosaica del Pentateuco. Lo más que podría deducirse sería la autenticidad mosaica de los vaticinios mesánicos del Pentateuco en que se alude a Cristo, pero no de todo el Pentateuco.

[44] Cf. Jn. 1:45; Act. 3:22 (Dt. 18:15); 15:21; 26:22; 1 Cor 9:9 (Dt. 25:4); Rom. 10:5 (Lev. 18:5); 2 Cor 3:15.

[45] Los fariseos (Mt. 19:7; Jn. 8:5; Act. 6:14); saduceos (Mt. 22:24), y los fieles cristianos (Act. 7:37; 28:23).

[46] Cf. San Hilario, De Trin. 1:5 (PL 10:28); Jul. Afric., De partibus div. Leg. 1:8 (PL 68:20); San Cirilo Ieros., Catech. 4:35 (PG 33;500); San Gregorio Niseno, Prooem. ín Hexam. (PG 44;61); San Juan Crisóstomo, Ad Stagirium 2:6 (PG 47;457); San Cirilo Alejandrino, C. Jul. 1:1 (PG 76;513); Agustín de Hipona, Serm. 32:5-7 (PL 38:198s); San Isidoro, Etym. 6:1-5 (PL 82:229).

[47] Así el valentiniano Tolomeo. Citado por San Epifanio, Haer. 33:4 (PG 41;560).

[48] Hugo De S. Caro, Postilla super Deuter. 1:1: "Opera omnia" I (Venecia 1754) 151.

[49] Así Carlostadt, Bonfrère, Peyrere.

[50] Así Isaac Pereyre.

[51] Opinión de Geddés, Vater, L. de Wette.

[52] Antes de Wellhausen elaboraron de nuevo esta teoría E. Reuss, K. H. Graf, A. Kuenen y A. Kayser.

[53] Siguiendo los principios hegelianos, Wellhausen distingue cuatro estadios principales en la evolución religiosa de Israel: a) Premosaico (animismo, fetichismo, totemismo y poli-demonismo, formas inferiores religiosas comunes a todos los pueblos primitivos), b) Mosaico: monolatría, vinculación religiosa de los israelitas al Dios del Sinaí, Yahvé, sin negar la existencia de otras divinidades en otros pueblos, c) Profético: monoteísmo estricto ético, exaltación de la justicia de Yahvé y de las relaciones éticas de El con los israelitas. Proclamación de los derechos de los desvalidos, desvinculación de la vida de culto y confesión de un único Dios de todo el universo, como reacción contra la invasión de los cultos invasores de los pueblos imperialistas, como Asiria, d) Judaico: nomismo, exaltación, después del exilio, de lo cultural y ritual, dando origen al legalismo; contrapuesto a las exigencias éticas del profetismo. Es el origen del formalismo farisaico, representado en la legislación levítica (Prolegomena zur Geschichte Israels n.49.33).

[54] Se consideran como indicios de que este documento fue redactado en el reino meridional de Judá las narraciones relativas a la estancia de los patriarcas en localidades meridionales como Hebrón, Bersabé, y por la preferencia de Judá sobre las otras tribus en los vaticinios de Jacob (Gén. 8:8-12).

[55] La razón de suponer que este documento tiene su origen en el reino septentrional radica en la mención de las localidades de Betel y Siquem como lugares de estancia de los patriarcas y la exaltación de las tribus septentrionales de Rubén y Efraím.

[56] Admiten en lo esencial la teoría de la diversidad de fuentes: Hügel, Lagrange, Hoberg, Höpfl, Vetter, Touzard, Nikel, Sanda, Goetsberger.

[57] Hegel sostiene que el "sentimiento religioso" precede a la "religión de la razón," y así se supone que el pueblo israelita pasó por el primer estadio, cuyas manifestaciones son las formas inferiores religiosas, como el fetichismo, polidemonismo, animismo, totemismo. Pero hemos de distinguir la religión popular de Israel, mezcla de yahvismo monoteístico y de supersticiones cananeas, con expresiones de formas religiosas inferiores, y la religión tal como es propuesta por la revelación bíblica desde sus primeras páginas, que aparece siempre monoteísta intransigente. Los profetas no se presentan como creadores de la religión de Israel, sino como restauradores de la misma en su pureza primitiva, y así apelan a las tradiciones antiguas (cf. Am. 2:4; 4:13; 5:8-15; 9:5-8; Os. 4:12; 9:10; 13:4; Is 2:8-17; 20s; 30:22). Se puede admitir una evolución religiosa en Israel, en cuanto que los profetas desentrañaron y pusieron relieve el contenido monoteístico y ético de la Ley Antigua.

[58] He aquí el cómputo numérico: Génesis (Yahvé, 145; Elohim, 165; Yahvé-Elohim, 20), Ex. (Yahvé, 393; Elohim, 56; Yahvé-Elohim, 1), Lev. (Yahvé, 310; Elohim, o), Núm. (Yahvé, 387; Elohim, 10), Dt. (Yahvé, 547; Elohim, 10). Total: Yahvé, 1-782; Elohim, 241; Yahvé Elohim, 21.

[59] Así E. König, Barns.

[60] Sal. 42-83. Compárense Sal. 14 (13) con 53 (52), y Sal. 40 (39), 14-18 con Sal. 70 (69).

[61] Véase Höpfl-Miller-Metzinger, o.c., 61s.

[62] Se citan varias palabras hebreas que reflejan, diversos documentos, prevaleciendo esta forma en los textos antiguos. Pero, en realidad, muchas veces estas dos formas se usan indistintamente. Véanse otros ejemplos en Höpfl-Miller, o.c., 69. Más importantes son las denominaciones diversas: Así, en JP: Sinaí; ED: Horeb; E: Jacob; J: Israel; Jetro (E); Raguel (J); amorreos (E); cananeos (J).

[63] Véase I. Guidi, L'historiographie chez les Sémites: RB (1906) 509-519-

[64] Gén. 1:1-2:4a; 2:4b-25.

[65] Gén. cc.6-8.

[66] Gén. 15 y 17.

[67] Gén. 12:10-20 y 20:1-18.

[68] Gén. 16:4-14 y 21:9-21.

[69] Gén. 15 y 17.

[70] Gén. 32:25-30 y 35:10.

[71] Gén. 28:10-22 y 35:9-13.

[72] Gén. 35:25.

[73] Gén. 34:36.

[74] Ex. 3:14s y 6:2-13.

[75] Ex. 13, 17s y 14:2-4.

[76] Ex. 16 y Núm. 11.

[77] Ex. 20:1-17 y Dt. 5:6-18.

[78] Ex. 23:14-19 y Ex 34:18; 22:26; Lev. 23; Núm. 28-29; Dt. 16:1-17.

[79] Núm. 13:20 y 17:6s.

[80] Ex. 23:17; Lev. 23:4-44; Núm. 28:1-29; 39.

[81] Gén. 12:6; Dt 2:12; Lev. 18:24-28.

[82] Gén. 36:31.

[83] Jue. 18:29.

[84] Gén. 50:10; Dt. 3:8.

[85] Ex. 26:18-22.

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