conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (II): La edad de oro de la literatura patrística griega » 4. Los Escritores de Antioquía y Siria

Proclo de Constantinopla

Proclo fue el segundo sucesor de Nestorio. Nombrado patriarca de Constantinopla el 434, fue él quien, en 438, mandó traer el cuerpo de San Juan Crisóstomo a la capital y lo transportó en solemne procesión a la iglesia de los Apóstoles entre las aclamaciones de la población entera. El año 426 había sido consagrado arzobispo de Cícico, en el Proponto, sin poder tomar posesión de su sede. Obligado por esta razón a permanecer en Constantinopla, alcanzó gran renombre como predicador, el año 428 o 129 pronunció el famoso sermón en presencia de Nestorio en el que ensalzaba a la Santísima Virgen como Theotokos. Nestorio le replicó con otra homilía en la que ponía en guardia contra este título. Proclo no tomó parte activa en la controversia que siguió a este incidente ni en el Concilio de Efeso, pero contribuyó notablemente a que se recibiera su definición en la capital. Ayudó a reforzar la unión que se logró el año 434 entre los orientales y Cirilo de Alejandría. Se granjeó la confianza de los juanistas y llevó a cabo su reconciliación. Puso fin, antes de que se extendiera a otras partes, a la peligrosa disputa en torno a Teodoro de Mopsuestia, que amenazaba a la iglesia de Armenia. El Trisagion que introdujo en la liturgia de Constantinopla prueba igualmente que estaba interesado en promover el culto. Murió el año 446.

Escritos.

1. Sermones

Sócrates menciona varias veces (Hist. eccl. 7,28.41.43) que Proclo había estudiado retórica y era un orador sagrado sobresaliente. No hay duda de que figura entre los mejores predicadores de la Iglesia griega en el siglo V y de que fue un digno sucesor de Crisóstomo en la sede de Constantinopla. Se le atribuyen unas 27 homilías, algunas de autenticidad dudosa; tres se conservan solamente en traducción siríaca. Las más son sermones pronunciados en fiestas litúrgicas del Señor: De nativitate (hom.4), De circumcisione octavo post nativitatem die (2), In s. iheophaniam (7), In transfigurationem (8), In ramos palmorum (9), In s. quintam feriam (10), In s. parasceven (11), In resurrectionem (12).

Las Or. 1, 5 y 6 están dedicadas a la Santísima Virgen. La primera, Laudatio in sanctissimam Dei genitricem Mariam (PG.65,679ss), es la que hemos recordado más arriba que pronunció en presencia de Nestorio. Su texto griego se encuentra también en las actas del Concilio de Efeso (MANSI, 4,577-588). Poseemos, además, las traducciones siríaca, armenia y etiópica.

La Or. 6, Laudatio S. Dei genitricis Mariae, es espuria. Hace una descripción imaginaria de la Anunciación con diálogos largos entre José y María (9) y entre María y Gabriel (11). Su forma métrica parece que influyó en los contakia de Romanos y de otros poetas. Debe de estar compuesta en una fecha más reciente.

La Or. 18 es un panegírico de San Pablo; la 19, de San Andrés; la 20, de San Juan Crisóstomo; la 25, de San Clemente de Ancira, mártir del siglo IV. B. Marx ha atribuido recientemente a Proclo más de 80 sermones que se conservan entre los spuria de Crisóstomo, dos de ellos todavía inéditos. Algunas de estas atribuciones no son demasiado convincentes.

La mayor parte de los sermones de Proclo tratan de cuestiones dogmáticas, en especial del dogma de la Encarnación. En la Hom. 3, De dogmate incarnationis, afirma: "Sólo hay un único Hijo, porque las dos naturalezas no están divididas cu dos personas, sino que el plan adorable de salvación (economía) une las dos naturalezas a una persona." Esta sentencia la citaron con frecuencia los escritores patrísticos griegos (cf. Doctrina Patrum de incarnatione Verbi, ed. diekamp, 48). Esta interesante homilía ha sido transmitida no solamente en el original griego, sino también en una versión siríaca y en otra copta. Sólo estas dos últimas contienen el texto completo. Lebon es de la opinión que parte del mérito por un sermón sobre Nuestra Señora, de Ático de Constantinopla, le corresponde a Proclo (PC 65,716-721; 59,707-710), de la cual el mismo Lebon ha publicado una versión siríaca con la traducción latina, y M. Brière con la traducción francesa. A la Santísima Virgen se le llama aquí Tkeolokos, por lo cual Cirilo de Alejandría (De recta Fide ad reginas: PG 76,1213; Ep. 14: PG 77,97) y el concilio de Efeso (Mansi, 4,1193-1196) la citan como un testimonio de la fe ortodoxa en contra del nestorianismo. C. Martín ha demostrado que el sermón sobre la Ascensión que Focio atribuye a Nilo (Bibl. cod. 200), en realidad pertenece a Proclo.

Amand de Mendieta publicó un sermón de Navidad del Pseudo-Basilio que quizás pertenezca a Proclo. Hay fundamento para pensar que irán apareciendo más homilías en los manuscritos y entre los spuria de otros autores.

2. Cartas

Las siete cartas suyas que han llegado hasta nosotros tienen que ver con la controversia nestoriana. La más famosa de todas es Ep. 2, dirigida a los armenios y llamada comúnmente Tomas ad Armenios. Esta exposición de la doctrina del único Cristo en dos naturalezas, dirigida contra Teodoro de Mopsuestia, se conserva también en una traducción latina de Dionisio el Exiguo. Aunque a Teodoro no se le menciona de nombre, la investigación de los obispos armenios que se conserva en siríaco, y a la cual responde Proclo, prueba que se refiere a él.

Las otras siete cartas existen solamente en traducción latina, la mayor parte mutiladas. La Ep. 4 contiene la famosa frase: "Uno de la Trinidad fue crucificado según la carne," destinada a jugar un papel importante en la controversia teopasquita del siglo VI, aunque resulta difícil creer que haya sido Proclo el que acuñó esta fórmula. Las siete cartas van dirigidas a Juan y a Domno de Antioquía y al diácono Máximo. De las diecisiete piezas que aparecen en Migne (65,851-886), las restantes no son de Proclo, sino escritas a él por otros. De toda la colección, a Proclo pertenecen únicamente los números 2.3.4. 10.11.13.17.

Otra epístola, que recoge una profesión de fe y está dirigida Ad singulos occidentis episcopos, fue editada primeramente por A. Amelii (Spicilegium Cassinense 1 [1888] 144ss) y nuevamente por E. Schwartz (Acta concil. oec. IV 2,65ss). Discute la doctrina de la Trinidad y de la Encarnación y defiende la libertad de la voluntad humana contra la superstición astronómica. Schwartz la considera espuria; en cambio, A. Ehrhard (BZ 23 [1914-1919] 485) y F. Diekamp (ThR 16 [1917] 357s) están convencidos de su autenticidad.

El fragmento De traditione divinae missae (PG 65,849-852) no es de Proclo, sino de un autor posterior.

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