conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (II): La edad de oro de la literatura patrística griega » 4. Los Escritores de Antioquía y Siria » Hesiquio de Jerusalén

Sus Escritos

Según el Menologio griego (PG 117,373), compuso comentarios sobre la Biblia entera. Aunque al principio se creyó que esta afirmación era exagerada, la investigación de los manuscritos en los últimos tiempos parece ir confirmándola más y más. Los tratados y fragmentos que sobreviven muestran que, en general, sigue el método alejandrino de exégesis alegórica. Llega aun a negar, con Orígenes, que tengan una significación literal todos los pasajes de la Escritura: Inutilis vel fortassis etiam noxia est haec littera, si spolietur spirituali inlelligentia (PG 93,791B). En otra ocasión afirma: Haec quodammodo ad litteram videntur esse ridicula, unde nec ita ea custodiri a prophetis et spiritualibus invenimus (PG 93,1030) Es un enemigo declarado de la filosofía, a la cual llama sapientia exterior porque la utilizaban los herejes para falsificar la doctrina de la Iglesia, especialmente el dogma cristológico. Su teología es enteramente bíblica, y su cristología nada tiene de filosófica. Evita intencionadamente palabras como persona, hipóstasis, esencia, naturaleza, encarnación, que sustituye con expresiones bíblicas. No hay pruebas que avalen la opinión de M. Faulhaber según la cual tuvo influencia en él la terminología de Efeso (431), y mucho menos la de Calcedonia (451). La base de sus ideas cristológicas es alejandrina. Sigue a Cirilo de Alejandría, pero sin adoptar su vocabulario técnico. El punto de arranque de su cristología es el Logos, que asume y hace suya la carne. La fórmula cristológica más breve es Λόγος σαρκωθείς, el Verbum incarnatum. No hay en Cristo posibilidad de pecado, ni de progreso moral, ni de verdadera ignorancia. Hesiquio defiende la ortodoxia contra arrianos y apolinaristas, y también la doctrina antioquena de la separación. El obispo Juan de Maiuma y el diácono romano, más tarde papa, Pelagio I contaron a Hesiquio entre los monofisitas. Jüssen niega toda base a esta acusación. Sin embargo, no hay duda de que en algunos escritos suyos se advierte cierta inclinación hacia esta herejía, aunque evita las expresiones fuertes de Eutiques.

Mientras muchas obras se han perdido, algunos escritos suyos siguen sin editarse y aguardan una investigación más concienzuda.

1. Comentario sobre el Levítico

El texto completo de este extenso comentario sólo se conserva en una traducción latina hecha por cierto Jerónimo del siglo VI. La introducción atribuye explícitamente la obra a Hesiquio, quien la dedica al diácono Eutiquiano: Venerabili diacono Eutychiano peccator Christi servus Isychius presbyter in Christo salutem. Su origen palestinense aparece claro en el prefacio, donde el autor pide a Eutiquiano que ore, ut fíat oblatio verbi mei acceptabilis, non solum in Ierusalem, sed in omni terra in qua Deo annuente defertur. A pesar de todo, se ha negado muchas veces la autenticidad de este comentario, fundándose en que la traducción latina basa su explicación del Levítico en la Vulgata. Por ejemplo, M. Faulhaber escribía así: "Se conserva sólo en latín y es espurio, ya que está basado en la Vulgata y no en los Setenta, y, por tanto, es obra de un latino posterior (Isychius)" (CE 5,303). G. Loeschke (PWK 8,1329) llegó a la misma conclusión. A Vaccari le corresponde el mérito de haber demostrado que el texto latino es traducción de una obra griega que no puede provenir más que de Hesiquio de Jerusalén. Esta se basaba en el texto de los Setenta, que fue suplantado por la Vulgata por obra del traductor latino o de una mano posterior. La conclusión de Vaccari se ha visto magníficamente confirmada hace muy poco por el descubrimiento de un fragmento del original que se creía había desaparecido completamente. A. Wenger encontró en un manuscrito de la Biblioteca de Estrasburgo un florilegio que contiene una parte del texto griego. Este manuscrito (Ms. Craec. 12) está fechado en 1296; pero el mismo investigador dio con el mismo florilegio en otro códice mucho más anticuo, el Cod. Paris. Cr. 924, del siglo X. El fragmento reproduce el comentario sobre Lev 14,4-7. Comparándolo con la versión latina, se ve que el traductor ha revisado el texto, especialmente las partes cristológicas, para concordarlas con la definición de Calcedonia.

2. Comentario sobre Job

Ha llegado hasta nosotros un comentario que consta de 24 homilías sobre Job (c.l al 20) en una versión armenia que publicó Tcherakian (Venecia 1913) del Codex 339, del siglo XIII, de la biblioteca de los mequitaristas de la isla de San Lázaro. Parece que la obra original cubría todo el libro de Job y que el traductor armenio, en el siglo VI o VII, se detuvo en el capítulo 20. Del resto del libro han sobrevivido algunos fragmentos. Resiguió basa su interpretación en los Setenta, pero hace también uso del texto hebreo y de otras traducciones. Considera a Job persona histórica y profeta, cuyos sufrimientos son tipo de los sufrimientos de Cristo. Explica todo el libro como una profecía alegórica de Cristo y de la Iglesia.

3. Glosas sobre Isaías

El comentario de Hesiquio a Isaías lo descubrió M. Faulhaber en 1900 en las notas marginales anónimas al Cod. Val. 317, del siglo XI. Lo publicó el mismo año acompañado de un facsímil. Posteriormente la autenticidad de las 2.680 glosas de que consta se ha visto confirmada por un manuscrito de la Biblioteca Bodleiana (Miscell. Gr. 5), del siglo IX Hesiquio imita aquí a Orígenes en hacer la exéresis en forma de glosas marginales lo más breves posibles. Por ejemplo, su comentario a Isaías 9,1: "El Señor ascenderá sobre una nube ligera y entrará en Egipto," es: "Cristo en brazos de la Virgen."

4. Glosas sobre los profetas menores

Se han conservado escolios a los doce profetas menores en seis manuscritos de Roma, París y Moscú, y siguen todavía sin editarse, a excepción de unos pocos sobre Abdías, Zacarías y Oseas, que publicó Faulhaber a modo de muestra.

5. Comentario sobre los Salmos

El problema más intrincado ha sido la conexión de Hesiquio con los comentarios a los Salmos que se le han atribuido. Si comparamos las numerosas citas atribuidas a Hesiquio en las catenae con los comentarios que se han transmitido con su nombre, en especial en los manuscritos de Oxford y Venecia, las variantes son tan radicales que no es posible atribuirlas a errores o descuidos de los copistas, al copiar de un único arquetipo. Recientes investigaciones han demostrado que, efectivamente, Hesiquio compuso varias obras sobre los Salmos.

a) Glosas sobre los Salmos

Faulhaber y Mercati han probado con éxito que el grueso del llamado Comentario de los Salmos, publicado por el cardenal Antonelli en 1746 bajo el nombre de Atanasio y reimpreso en Migne entre sus obras (27,649-1344), pertenece a Hesiquio. No es un comentario regular, sino una serie de glosas, por lo general poco más que notas marginales, que pretenden edificar mediante la interpretación alegórica. Así, al "Señor" del versículo primero del salmo 22 se le describe como el Buen Pastor, que dio su vida por nosotros (PC 27,729). "En un lugar de pastos" quiere decir "en la Iglesia de Dios, donde florecen los santos." "Me llevó a las aguas del refrigerio" significa "a la gracia del Espíritu Santo." Sobre "Me has preparado una mesa para mí," observa el autor: "Al misterio de la inmortalidad, el salmista le llama mesa celestial." En fin, como Hesiquio interpreta el aceite como "la gracia del Espíritu Santo," es evidente que entiende el salmo como un himno de acción de gracias por la iniciación sacramental, la recepción del bautismo, de la confirmación y de la sagrada Eucaristía.

b) El gran comentario sobre los Salmos

Además de este glosario sobre los Salmos, Hesiquio publicó un comentario extenso y completo. Una parte está impresa en Migne (93,1179-1340) con su nombre, y otra parle (PG 55, 711-781) con el nombre de San Juan Crisóstomo, y otra gran sección sigue aún sin editarse en el Cod. Val. Gr. 525 y en el Cod. Paris. Cr. 654, ambos del siglo XI. Una edición crítica de la obra entera sería de gran valor para la historia del texto bíblico, así como para la teología patrística del siglo V.

c) Un segundo comentario sobre los Salmos

Otro comentario sobre los Salmos, de mediana extensión, editado por V. Jagic como obra incerti auctoris, Devreesse se lo ha atribuido a Hesiquio, fundándose en que así lo hacen las catenae. Pero existe una gran dificultad: la cristología de este comentario tiene un color antioqueno definido. Sin embargo, Jüssen opina que Hesiquio no dudó en emplear expresiones de la escuela de Antioquía antes de que empezara la controversia nestoriana. Más tarde se le ve empeñado en evitarlas. Así, pues, el comentario podría ser de una época anterior, aunque las dudas persisten.

6. Glosas sobre cánticos bíblicos

Fau I haber descubrió, en un manuscrito del siglo IX, en Oxford (Miscell. 5), una caleña a los cánticos bíblicos que contiene 169 escolios de seis o siete autores diferentes; de ellos, 147 escolios sobre 13 cánticos del Antiguo y Nuevo Testamento son de Hesiquio. Los ha editado V. Jagic. No existe todavía ninguna prueba de que los escolios sobre Éxodo 15, Deuteronomio 32, 1 Reyes 2 y Lucas 1-2 hayan sido entresacados de comentarios completos sobre estos libros, como pensó Faulhaber.

7. Sermones

Hasta ahora sólo se han publicado unos pocos sermones auténticos de Hesiquio. Entre ellos están dos discursos De sancta Maria Deipara (PC 93,1153-1460 y 1460-1468) sobre la Anunciación, y otro In Hypapantern (PC 93,1467-1478) para la fiesta de la Purificación (καθαρσία). Este ϊltimo es el más antiguo sermón que existe con ocasión de esa fiesta, que tuvo su origen en Jerusalén. La homilía armenia que publicó Tcherakian es idéntica a la primera sobre la Anunciación.

Recientemente A. Wenper dio una lista de once discursos inéditos. El Cod. Val. Gr. 1990, el Cod. Patmos S. Joh. 181 y otros contienen una homilía para la fiesta de la Hypapante que es distinta de la que publica Migne y hemos mencionado más arriba. Su mariología es interesantísima, especialmente su interpretación de Lucas 2,35, que sigue la exégesis de Orígenes (Hom 17 in Luc.: PG 13,1845) y de San Basilio (Ep. ad ,0ptim.: PG 32,963).

El Cod. Sinait. Gr. 491, del siglo VIII o IX, contiene un sermón sobre las ventajas de ayunar en el espíritu de Dios. El Cod. Sinait. Gr. 492, también del siglo VIII o IX, copia dos instrucciones de Pascua; la primera (fol.64-69) es una exhortación pronunciada en la vigilia pascual a los fíeles en la iglesia de la Anástasis, y la segunda (fol.70-73) es muy importante por su fórmula cristológica.

Se conservan dos homilías sobre la resurrección de Lázaro en el Cod. Ottob. Gr. 14, del siglo X, y en varios manuscritos d"í los siglos IX y XI. Son más notables por su encumbrada elocuencia que por su teología, si bien son dignas de notarse algunas ideas sobre la otra vida.

Un panegírico sobre San Andrés se encuentra en el Cod. Vat. Gr. 1641, del siglo XI. Una traducción latina del mismo la publicó Ch. Fabien en la Magna Bibliotheca Patrum XII, p.188-190, en Lyón, el año 1677.

Se conserva un panegírico de San Lucas en el Cod. Athos Gran Laura D 50, del año 1039, y en manuscritos más recientes. Hablando de la Anunciación, Hesiquio recalca la virginitas in partu.

El Cod. Val. Gr. 1667, del siglo X, contiene un panegírico de San Pedro y San Pablo. Aunque dedicado casi por completo a San Pablo, se abre con una magnífica alabanza de San Pedro como cabeza de los Apóstoles, trompeta del misterio, pastor irreprochable, piloto siempre vigilante y auriga infalible.

El Cod. Sinait. Gr. 493, del siglo VIII, es el único manuscrito que nos ha conservado un panegírico sobre San Esteban, cuya fiesta se celebra en Jerusalén el 27 de diciembre. Es, con mucho, el sermón más bello de Hesiquio. Ensalza al protomártir como una gloria de Jerusalén y llama a esta ciudad el altar de su sacrificio.

Un panegírico sobre San Antonio el Ermitaño nos ha llegado en dos manuscritos, el Cod. Ottob. Gr. 411, del siglo XIV, y en el Cod. 30 de la Biblioteca Spyros Loberdos (Atenas), del siglo XVI.

En varios manuscritos encontramos un panegírico de San Juan Bautista, y en el Cod. Val. Gr. 1524, del siglo X, un panegírico de los mártires.

En fin, merecen mencionarse dos sermones que se han perdido. El primero era una homilía de Navidad que se encontraba en el Cod. Taurin. Gr. 135, del siglo XIV, que se destruyó en 1904. El segundo, un sermón sobre la Cruz, aparece registrado en el índice de materias al principio del Cod. Sinait. Gr. 493, del siglo VIII. Focio menciona otros dos panegíricos, que ya no se conservan, uno sobre Santo Tomás, el otro sobre Santiago, hermano del Señor (PG 93,1477-1480).

8. Historia eclesiástica

Hesiquio escribió también una Historia eclesiástica. Un capítulo importante de esta obra, que versaba sobre Teodoro de Mopsuestia y fue leído en el quinto concilio ecuménico del 553, se conserva en una traducción latina (mansi, 9,248s). En él demuestra Hesiquio ser enemigo acérrimo del nestorianismo y acusa a Teodoro de haber llamado al Salvador hominem per vitae provectionem et passionum perfectionem coniunctum Deo Verbo. Al final del fragmento da a entender que compuso esta Historia eclesiástica después del 428, año de la muerte de Teodoro.

9. Colección de objeciones y soluciones

Esta συναγωγή απορίων και επιλύσεων es una especie de armonνa que ilustra, con el sistema de preguntas y respuestas, 61 problemas de los Evangelios. Pertenece probablemente a Hesiquio (PG 93,1391-1448) y parece ser un resumen de su Ευαγγελική συμφωνία, que se ha perdido.

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