conoZe.com » Historia de la Iglesia » Padres de la Iglesia » Patrología (II): La edad de oro de la literatura patrística griega » 4. Los Escritores de Antioquía y Siria » Teodoro de Mopsuestia

Sus Escritos

Teodoro es el representante más típico de la escuela exegética de Antioquía y, con mucho, su autor más famoso. La iglesia nestoriana lo venera como "al gran intérprete de las Escrituras," inferior a ningún otro. Compuso comentarios a casi todos los libros de la Biblia, que son notables por la libertad y el espíritu crítico con que investida las cuestiones de paternidad y fecha y por su método filológico e histórico, de gran vigor científico. Fue el primero en aplicar la crítica literaria a la solución de los problemas de texto. Compuso además gran número de tratados de dogma y controversia, que prueban su vivo interés por todas las cuestiones teológicas de su tiempo su juicio independiente. Sus obras, tratadas como obras de li hereje, se han perdido en gran parte; pero las versiones orientales descubiertas en los últimos veinticinco años han ido poniendo algunas de ellas a disposición de la investigación moderna; arrojan una luz enteramente nueva sobre su teología. La edición de Migne (PG 66) sólo contiene los fragmentos griegos y latinos que se pudieron recoger hasta mediados del siglo XIX, siendo muchos de ellos espurios. Las listas más completas de los títulos de los escritos de Teodoro son las del nestoriano Ebedjesu, de principios del siglo XIV (en J. S. assemani, Bibl. or. Clem.-Vat. III, I,30ss), y la de la Crónica de Seert (PO 5,289ss), de la primera mitad del siglo XIII.

1. Comentarios bíblicos sobre el Antiguo Testamento

a) Sobre el Génesis

Ebedjesu afirma que Teodoro Commentarium in librum Geneseos tribus edidit tomis ad magnum Alphaeum summa elaboratum methodo et speculalione, mientras que la Crónica de Seert habla de un comentario sobre el Pentateuco en tres libros. Focio (Bibl. cod. 38) parece no conocer más que una interpretación del Génesis. En su descripción, que es muy parcial, afirma:

Se leyó la obra de Teodoro de Antioquía titulada Comentario sobre el Génesis (la historia de la creación); su primer libro se compone de siete volúmenes. El estilo ni es brillante ni muy claro. El autor evita, todo cuanto puede, el uso de la alegoría, preocupándose únicamente de la interpretación según la historia. Se repite muchísimo y produce una impresión desagradable y extraña en el lector. Aunque fue anterior a Nestorio, habla ya de sus doctrinas. Este es el Mopsuesteno a quien Juan Philoponus en muchas ocasiones (como lo dice él misino) le pidió seriamente cuentas acerca de su método de interpretación en la obra sobre la creación.

Por fortuna, para el conocimiento de esta obra ya no dependemos únicamente de los fragmentos de la Catena Nicephori que hallamos en Migne. Se han encontrado nuevas partes del texto en las catenae manuscritas publicadas por Devreesse, en citas de Juan Philoponus y de Procopio de Gaza y en un fragmento siríaco que nos ha conservado el final del primer capítulo de la introducción con unas consideraciones de tipo general sobre el Hexaemeron. Así es que estamos ahora en posesión de la interpretación de Teodoro a los capítulos 1-3 del Génesis, que cubre la creación, la organización de las criaturas, los poderes invisibles, día y noche y primer día, plantas y animales, la creación del hombre como imagen de Dios, el resto del séptimo día, paraíso y árbol del conocimiento, la creación de Eva, la caída y la expulsión del paraíso.

Aunque Ebedjesu no menciona comentarios sobre otros libros del Octateuco, las catenae han conservado como una media docena de fragmentos que parecen indicar que el Comentario sobre el Génesis no era el único. Tres pasajes contienen la explicación de Éxodo 25,8-20.23-9 y 30-8. Revisten particular importancia para estudiar los principios y métodos exegéticos de Teodoro. Los demás se refieren a la interpretación de Josué 7, 4-5 y Jueces 13,25 y 15,17.

b) Comentario sobre los Salmos

El Comentario sobre los Salmos fue la primera obra de Teodoro; lo escribió cuando apenas tenía veinte años, y más tarde lamentaría sus defectos en su tratado Contra allegoricos, del que no se conserva más que ese pasaje (facundo, Pro defensione trium capit. 3,6: PL 67,602). Según Ebedjesu, comprendía cinco volúmenes: Davidem quinque tomis exposuit ad Cerdonem fratremque eius. De los fragmentos editados en PG 66,648-696, Devreesse rechaza como espurios la mitad poco más o menos. Con todo, ahora tenemos a nuestra disposición la mayor parte de esta obra. Mientras del texto original griego sólo quedan unos fragmentos reducidos que se refieren a los salmos 1-31, Devreesse ha logrado de las catenae manuscritas el texto casi completo del comentario a los salmos 32-80. Por añadidura, una versión latina antigua, que encontró en el Cod.. Ambros. C 301 inf. y en el Cod. Univers. Taurin. F IV 1,5-6 (ambos del siglo VIII), le permitió reconstruir el comentario completo a los salmos 1-16,11 y grandes secciones del comentario a los salmos 16,12 - 40,13.

Teodoro es el primer exégeta que insiste en que los salmos se han de leer sobre un fondo histórico. Reconoce a David la paternidad de todos los salmos, pero al mismo tiempo estaba convencido de que el contexto y el ambiente de muchos salmos no se ajustan en manera alguna a David. La solución que él da a este problema es que los salmos que reflejan una época distinta fueron escritos por David, pero en calidad de profeta que revela el futuro estado de Israel. Según esto, clasifica los salmos cronológicamente desde David hasta los Macabeos. Sostiene que el horizonte profético de David no alcanzaba más allá de los Macabeos, y que, por consiguiente, no hay ningún pasaje directamente mesiánico en los Salmos. El uso mesiánico que de ellos hace el Nuevo Testamento lo justifica él como una acomodación. Sin embargo, reconoce cuatro excepciones: Ps 2; 8; 44; 109. Aun cuando ni siquiera estos salmos los considera propiamente mesiánicos en el sentido de referirse al futuro preparado para el pueblo escogido, los interpreta como textos que describen la Encarnación y la Iglesia. Rechaza las interpretaciones mesiánicas propuestas por la escuela alegórica de Alejandría, que son una violación del sano principio que él mantiene, a saber: que cada salmo hay que tratarlo como un todo literario y que no se puede divorciar un versículo de su contexto. Se niega a admitir ningún cambio de persona, tiempo o situación dentro de un mismo salmo. Así, por ejemplo, si un salmo se refiere al futuro, todo él se refiere al futuro. Los títulos de los salmos los considera adiciones posteriores. En suma, su comentario viene a corroborar las opiniones más moderadas que se han formulado acerca de Teodoro de Mopsuestia como intérprete de la Sagrada Escritura: que, sin rechazar la interpretación mística ni negar la existencia de la tipología en la Escritura, la utilizó mucho menos que los teólogos alejandrinos y aún menos que San Juan Crisóstomo.

c) Comentario sobre los doce profetas menores

De la abundante producción literaria de Teodoro es este tratado exegético el único que se conserva completo en su original griego, sin duda porque casi no encierra nada que tenga significación cristológica. Con toda probabilidad lo compuso inmediatamente después del Comentario sobre los Salmos. Lo mencionan Ebedjesu y la Crónica de Seert. El manuscrito más importante es el Cod. Vade. gr. 2204 s.X, siendo meras copias de éste los demás manuscritos, a saber: Cod. Vade. gr. 618 s.XVI, Cod. Vindob. suppl. gr. 10 s. XV, Cod. Vindob. theol. gr. 55 s.XVI y Cod. Vallic. gr. 29 s.XVI. Sachau publicó algunos fragmentos siríacos. Aunque Teodoro admitía más fácilmente la existencia de pasajes directamente mesiánicos en los profetas, sin embargo, muchos de los textos que generalmente, aun hoy día, se consideran como mesiánicos, él los refiere a la restauración del estado judío o a las victorias de los Macabeos.

Nada queda de su comentario a Samuel, que completó Elisa de Nisibis. Las actas del quinto concilio ecuménico copian algunos pasajes de sus dos libros sobre Job, que compuso después del año 412 y dedicó a Cirilo de Alejandría. Lina versión siríaca de su Comentario sobre el Eclesiastés, descubierta por H. v. Soden en Damasco antes de la primera guerra mundial (SAB [19031 825), desapareció nuevamente. Quedan dos fragmentos de su comentario sobre los cuatro profetas mayores, que menciona Ebedjesu: Isaiam quoque et Ezechielem et Ieremiam et Danielem singulis tomis commentatus est. En la Catena de Nicolás Muzalon se conservan pasajes que se refieren a Isaías 10,22-3.

Las actas del quinto concilio (553) copian un pasaje de una de las cartas de Teodoro (Mansi, 9,225-7), que da a entender que consideraba el Cantar de los Cantares como la réplica de Salomón a los que se oponían a su matrimonio con la princesa egipcia, y se negaba a atribuirle ningún significado alegórico. Con todo, de este pasaje no se deduce en rigor que escribiera un comentario sobre el Cantar. Ningún catalogo de sus títulos menciona tal libro ni de él existe ningún fragmento.

2. Comentarios sobre el Nuevo Testamento

a) Comentario sobre el Evangelio de San Juan

El descubrimiento más notable de las obras de Teodoro sobre el Nuevo Testamento es el de su comentario al Evangelio de San Juan. Ha llegado hasta nosotros en una versión siríaca completa que publicó Vosté el año 1940 junto con una traducción latina. Existían además los fragmentos griegos que recogió Migne de las catenae de Cordier, Cramer y Mai. Sin embargo, Devreesse ha demostrado que de estos fragmentos hay que rechazar una tercera parte como espuria. Cotejando con el texto siríaco, él mismo ha recobrado de cinco familias de catenae manuscritas los fragmentos griegos que se conservan del comentario de Teodoro y que habían sido atribuidos erróneamente a otros autores. Ocupan 144 páginas impresas de apretado texto.

Según Ebedjesu, Teodoro escribió también comentarios sobre San Mateo y San Lucas. Del primero poseemos numerosos fragmentos. El mismo autor menciona una obra sobre los Hechos: Actus apostolorum uno commentatus est tomo. En las actas del quinto concilio encontramos una breve cita que trata de Act 2,38. Dobschütz pretendió haber hallado el prólogo de este comentario en el Cod. Neapol. bibl. nal. II A a 7 s.XII, que publicó con su traducción inglesa. Pero Devreesse rechaza su autenticidad, basándose en razones internas.

b) Comentario sobre las diez epístolas menores de San Pablo

El comentario de Teodoro a los Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón se conserva en una traducción latina completa del siglo V bajo el nombre de Ambrosio. La descubrió y publicó H. B. Swete de dos manuscritos de los siglos IX y X junto con los fragmentos griegos que se encuentran en el Cod. Coisl. 204.

c) Comentarios sobre las cuatro epístolas mayores de San Pablo

La lista de Ebedjesu incluye comentarios a las catorce epístolas de San Pablo. Efectivamente, existen fragmentos de todos ellos, algunos de ellos bastante extensos. K. Staab completó en 1933 la obra de Swete recolectando en las catenae griegas los pasajes referentes a las epístolas mayores: Romanos, 1 y 2 Corintios y Hebreos. Utilizó como fuentes los Cod. Val. 762, Monac. 412, Coisl. 204, Vindob. theol. 166, con once fragmentos sobre Romanos, y Pantokrat. 28, con material excepcionalmente rico relativo a las cuatro epístolas.

3. Obras sobre liturgia, disciplina y teología

A continuación de los tratados exegéticos, Ebedjesu menciona los siguientes escritos: Exstat etiam eius liber de sacramentis et qui de fide inscribitur. Ac tomus unus de sacerdotio. Duo vero de Spiritu Sancto. Tomus unus de incarnatione. Duo adversus Eunomium. Ac duo alii contra asserentes peccatum in natura insitum esse. Dúo adversus magiam. Unus ad monachos. Unus de obscura locutione. Et unus de perfectione operum. Quinque praeterea tomos composuit adversus allegoricos. Et unum pro Basilio. Unum de assumente et assumpto. Item librum margaritarum in quo epistolae eius collectae sunt. Demum semonem de legislatione.

a) Homilías catequéticas

El impulso inicial al marcado interés que se ha despertado en torno a los escritos y doctrina de Teodoro de Mopsuestia se lo dieron en 1932 el descubrimiento y la publicación con traducción inglesa, hechos por Mingana, de un texto siríaco de las Homilías catequéticas de Teodoro. Estos sermones se identifican con las dos obras De sacramentis y De fide que menciona Ebedjesu al frente de los tratados no exegéticos. La Crónica de Seert se refiere a ellos con las siguientes palabras: "Nos ha dejado además una explicación del Símbolo de los 318 [Padres] y de la Misa." Hasta ahora sólo se conocían fragmentos aislados. Ahora por vez primera disponemos del texto completo de una obra en la que Teodoro presentaba la fe de la Iglesia a sus catecúmenos. Las dieciséis catequesis se dividen en dos partes: las diez primeras tratan de los artículos de la fe tal como se presentaban en el Credo niceno, mientras que las seis restantes explican el Padrenuestro (11), la liturgia del bautismo (12-4) y la Eucaristía (15-6). Las primeras están destinadas a los catecúmenos como preparación para el sacramento de la iniciación; las últimas -catequesis mistagógicas -, a los neófitos a lo largo de la semana que seguía al bautismo. Así, pues, toda la serie de instrucciones guarda un paralelismo exacto con las conferencias prebautismales y postbautismales de Cirilo de Jerusalén (cf. supra. p.379). Teodoro las pronunció probablemente en Antioquía entre los años 388 y 392, siendo aún presbítero, aunque Lietzmann cree que pertenecen a la época en que ocupaba la sede episcopal de Mopsuestia, por consiguiente a los años 392-428. Parece que se tradujeron al siríaco poco después de su muerte. Sin embargo, el manuscrito, Cod. Mingana Syr. 561, no es anterior al siglo XVII y se encuentra en la colección Mingana de la Biblioteca del Selly Oak College, Birmingham.

Estas Homilías catequéticas tienen grandísimo valor para comprender la doctrina de Teodoro en su triple relación al dogma, a la moral y al culto. Las diez primeras explican el Credo, una variante de la fórmula constantinopolitana, que según el autor, se recitaba "antes de nuestro bautismo." La homilía sobre el Padrenuestro (11) recalca la importancia de las buenas obras: "La oración no consiste tanto en palabras como en las buenas obras, el amor y el celo por el deber... Si te interesa la oración, sábete que no se hace con palabras, sino con la elección de una vida virtuosa y con el amor de Dios y con la diligencia en el deber de cada uno. Si eres celoso en estas cosas, estarás orando toda tu vida." Teodoro refiere el "pan de cada día" al alimento necesario para el sustento del cuerpo humano, difiriendo en esto de Orígenes (cf. vol.1 p.368) y Cirilo de Jerusalén. Los sermones 12-14 dan una descripción detallada de la preparación al bautismo: la inscripción de los candidatos, las diversas formas de exorcismo, la bendición del agua bautismal y la liturgia del sacramento de la iniciación. Las dos instrucciones sobre la Eucaristía (15-6) ofrecen una explicación de la liturgia, que es la liturgia antioquena del siglo IV. Encontramos en ella una descripción precisa casi completa de las funciones litúrgicas. El comentario de as ceremonias sirve de marco para exponer la doctrina de la Eucaristía y de la presencia real. A modo de introducción, Teodoro trata brevemente de la Eucaristía como alimento espiritual y como sacrificio. Después de haber comentado la liturgia, concluye con una instrucción sobre las disposiciones de alma necesarias para la sagrada comunión y agrega unas breves palabras sobre la confesión auricular.

b) De Incarnatione

Ninguna obra de Teodoro ha sido citada más veces que Sobre la Encarnación. No era solamente la obra más importante entre las suyas, sino también entre todas las que salieron de la escuela de Antioquía. Addai Scher descubrió en Seert, el año 1905, el texto íntegro en una versión siríaca. Por desgracia, este manuscrito desapareció durante la primera guerra mundial, antes de que se publicara. No quedan más que algunos fragmentos latinos, griegos y siríacos; en su mayoría son citas conservadas por amigos y enemigos de Teodoro. Entre estos últimos merece especial mención Leoncio de Bizancio, cuyo tratado Contra Nestorianos et Eutychianos contiene veintinueve citas. Está aún por hacerse un estudio crítico de los fragmentos publicados en PC 66. Comenzaron a hacer este trabajo M. Richard y R. Devreesse, demostrando la existencia de notables interpolaciones.

Este tratado lo compuso Teodoro antes de ser obispo de Mopsuestia. Iba dirigido contra Arrio, Eunomio y Apolinar de Laodicea. Genadio (De vir. ill. 12) nos da la siguiente información:

Teodoro, presbítero de la iglesia de Antioquía, investigador cauto y hábil de lengua, escribió contra los apolinaristas y contra los anomeos quince libros Sobre la Encarnación del Señor, que comprenden hasta quince mil versos. Prueba allí, con los argumentos más claros y con testimonios de las Escrituras, que el Señor Jesús poseía la plenitud de la humanidad de la misma manera que poseía la plenitud de la divinidad. Enseña también que el hombre se compone de dos substancias solas, es decir, de alma y cuerpo, y que el sentido y el espíritu no son una substancia distinta, sino facultades innatas del alma, por medio de las cuales respira, es racional y hace que el cuerpo sea capaz de sentir. Además, el libro XIV de esta obra trata propiamente de la naturaleza increada única incorpórea y dominadora, de la Santa Trinidad, y de la racionalidad de las criaturas, que explica con sentido apoyándose en las Sagradas Escrituras. En el volumen XV confirmó y corroboró todo el contenido de su obra citando las tradiciones de los Padres.

c) Disputatio cum Macedonianis

Este tratado ha llegado a nosotros en una versión siríaca aue se conserva en el Cod. Mus. Brit. or. 6714. Se trata evidentemente de unas notas o de un resumen posterior de una discusión real en la cual Teodoro defendió en Anazarbos, el año 392, la divinidad del Espíritu Santo contra los macedonianos. Probablemente hay que identificarlo con el opúsculo Sobre el Espíritu Santo que mencionan Ebedjesu y la Crónica de Seert. El primero habla de dos libros; el segundo, de uno. La obra la dedicó a Patrófilo, según nos informa Severo de Antioquía (Contra Grammaticum 3,26). Era aquél, al parecer, obispo de Aegae y corresponsal de San Basilio (Ep. 280).

d) Tres obras ascéticas

Los tres opúsculos De sacerdotio, Ad monachos y De perfectione regiminis trataban de dirección espiritual. Los tres aparecen en las listas de Ebedjesu y de la Crónica de Seert, aunque el título de la tercera obra sea ligeramente distinto. El primero la llama Sobre la perfección de las obras, y la segunda, Sobre la dirección perfecta. Mingana publicó algunos fragmentos del De sacerdotio y del De perfectione. Ad monachos parece totalmente perdido.

e) Contra Eunomium

A la refutación que Teodoro hizo de Eunomio, Focio (Bibl. cod 4) se refiere con las siguientes palabras: "Se leyeron los veinticinco libros de Teodoro de Antioquía contra Eunomio en defensa de Basilio. Su estilo es un tanto oscuro, pero la obra está llena de ideas y de argumentos válidos y contiene gran riqueza de pruebas extraídas de las Escrituras. Los argumentos de Eunomio los refuta casi palabra por palabra y prueba ampliamente que ignoraba grandemente los conocimientos externos y aún más nuestra religión. Según creo, este Teodoro era el mismo que fue obispo de Mopsuestia." De este pasaje se dedujo que los dos títulos que menciona Ebedjesu, Duo adversus Eunomium y Unum pro Basilio, se refieren a la misma obra. Pero a juicio de Devreesse no es éste el caso. Las dos obras contra Eunomio las escribió probablemente hacia 380-381, como un complemento a la refutación del mismo hereje hecha por Gregorio de Nisa (cf. supra, p.270). Todo lo que queda de ellas es un corto fragmento en Facundo (754C), que trata de la expectación del Mesías por parte de los judíos. La defensa de Basilio contra Eunomio la compuso unos años después de la muerte de Basilio y se ha perdido totalmente.

f) De assumente et assumpto

Este título que registra Ebedjesu se refiere probablemente a la obra contra Apolinar, que Facundo llama De Apollinario et eius haeresi y de la cual tradujo el comienzo. La Crónica de Seert afirma explícitamente que Teodoro escribió una refutación de Apolinar. Comprendía, por lo menos, cuatro libros. Quedan diecisiete fragmentos que se han conservado en Justiniano, en Leoncio, en el Constitutum de Vigilio, en las actas del quinto concilio (553) y en Facundo. La compuso Teodoro entre los años 415 y 418 como respuesta a los apolinaristas y sinusiastas, que habían interpolado su De incarnatione.

g) Adversus defensores peccati originalis

Lo mismo Ebedjesu que la Crónica de Seert atestiguan que Teodoro refutó "a los que mantenían que el pecado es parte de nuestra naturaleza." Focio (Bibl. cod. 177) nos da una descripción detallada de esta obra y habla de cinco libros, mientras que Ebedjesu menciona solamente dos. La Collectio Palatina nos ha conservado varias citas de un tratado que escribió Teodoro contra la defensa hecha por San Agustín del pecado original en la controversia pelagiana.

h) Adversus magiam

La Crónica de Seert habla de un libro contra la magia; Ebedjesu, de dos, y Focio, de tres. Este último suministra más información sobre su título exacto y sobre su contenido, que iba dirigido contra el zoroastrianismo: "Se leyó el opúsculo de Teodoro Sobre la magia persa y en qué difiere de la religión, en tres libros. Los dedica a Mastubio, obispo sufragáneo. venido de Armenia. En el primer libro se explica la execrable doctrina de los persas, introducida por Zarades [Zoroastro] acerca de Zuruam [Zervan], de quien dice que es el origen de todas las cosas y a quien llama Fortuna, y cómo éste, habiendo ofrecido una libación para engendrar a Hormisdas, engendró a Hormisdas y a Satanás. Acerca de la mezcla de sangre que hicieron ellos. Habiendo expuesto con palabras claras la impía y vergonzosísima doctrina, la refuta en el libro primero. En los otros dos libros trata de la fe cristiana, empezando por la creación del mundo y llegando también rápidamente a la gracia. Se cree que éste es Teodoro de Mopsuestia, pues menciona con aprobación la herejía de Nestorio, especialmente en el libro tercero. También habla tontamente de la restitución de los pecadores a su estado primitivo" (Bibl. cod. 81). Nada de esta obra.

i) Liber margaritarum

Este Libro de perlas, según los dos catálogos, era simplemente la colección de sus cartas. Facundo (599BC) nos ha conservado un fragmento de la segunda carta que dirigió a Artemio, presbítero de Alejandría. En la Doctrina Patrum (ed. Diekamp, p.305-6) se encuentran tres citas de una carta a Domnus. No se conserva nada más.

k) Adversus allegoricos

El único fragmento que nos ha conservado Facundo (Pro def. 3,6) da a entender que los cinco volúmenes de su Contra los alegoristas iban dirigidos contra Orígenes. No queda nada de su libro Sobre el lenguaje oscuro (De obscura locutione), que, al parecer, era una explicación de pasajes difíciles de la Escritura. Tampoco queda nada del tratado Sobre la legislación (De legislatione).

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