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I.- Política General y Política Eclesiastica

1. Está a punto de consumarse la disolución del imperio. La historia de Alemania se ve impulsada por un número desproporcionado de Estados territoriales de extensión media, pequeña y hasta minúscula. Existía tal cantidad de Estados que, a consecuencia de la decisión de los diputados imperiales en 1803, pudieron desaparecer del mapa político de Alemania un total de 112 circunscripciones.

En un primer momento sigue teniendo gran importancia Austria. La victoria del príncipe Eugenio sobre los turcos (entre 1697 y 1721) robusteció su situación de gran potencia cristiana en Oriente. En cambio, como potencia europea, su situación va cada vez más a la zaga de Francia e Inglaterra y más tarde también de Prusia. La actitud católica rigurosa de los Habsburgo constituye al principio un impedimento para que triunfe la Ilustración en Austria. Pero sus ideas positivas entran en vigor con las reformas promovidas por María Teresa (1740-1780). Hasta su hijo José II (1765-1790) no consiguen triunfar las ideas de la Ilustración (§ 104). A pesar de lo cual, todavía después de su muerte se mantiene en vigor el Edicto de Tolerancia (sobre los protestantes y judíos).

En Prusia, los Hohenzollern consiguieron la confirmación de su soberanía mediante un tratado con el emperador Leopoldo I. Al mismo tiempo adquieren el título de reyes (Federico III, 1699-1713, se otorgó, a raíz de su coronación en 1701, el nombre de Federico I). Los jesuitas y el obispo Zaluski de Ermland participaron en los esfuerzos de la casa de Brandemburgo por conseguir la dignidad real. La curia pontificia (opuesta a Prusia por la secularización de los territorios en 1525) no reconoció a la monarquía prusiana hasta 1787.

Federico Guillermo I (1713-1740) puso los cimientos de la gran potencia que Prusia había de ser, a base de ahorro, severidad y cumplimiento del deber. Acogió en sus territorios a los protestantes de Salzburgo, expulsados por su obispo (de acuerdo con la norma «cuius regio eius religio», que en adelante ya no volvió a aplicarse). Su hijo Federico II (1740-1786) no tocó para nada la religión católica con motivo de la anexión de Silesia, y edificó para los súbditos católicos la iglesia de Santa Eduviges en Berlín.

2. Francia: Durante el reinado de Luis XV (1715-1774) se consolida la unión entre el alto clero y la Corona. En conjunto, esta actitud no tenía una orientación propiamente eclesiástica ni mucho menos procedía de raíces religiosas. El objetivo primordial era, como ya vimos en el caso de Richelieu, el interés del Estado (monarquía absoluta). Por ello la aceptación de la Ilustración se vio favorecida por capas cada vez más amplias de la sociedad. La supresión de los jesuitas se produjo ya en 1764. Luis XVI, monarca personalmente digno de elogio y piadoso, fue incapaz de contener una evolución que corría hacia la transformación radical de la vida entera. La Revolución francesa (§ 106) fue el punto final. La negativa del rey a aprobar la constitución civil del clero contribuyó a su ruina, buena prueba de la unión que aún, a pesar de todo, se mantenía entre la monarquía y la Iglesia.

3. Inglaterra: A partir de 1714 reina la casa de Hannover, que debe el trono a su confesión de fe protestante. Coincidiendo con la influencia política de Inglaterra, va adquiriendo también validez universal la filosofía inglesa (el deísmo; cf. § 102). Fue muy importante la aparición de John Wesley (1703-1791): el metodismo (§ 120, III).

4. El metodismo, al igual que otras sectas de los siglos XVII y XVIII, ejerce una influencia muy notable en las colonias de Norteamérica. En ellas tiene lugar la Guerra de la Independencia (1776-1783), en cuya Declaración de Independencia se proclama el principio de la libertad e igualdad de todos los hombres y se eleva a rango de ley la legitimidad de todas las confesiones y denominaciones religiosas, tal y como había sido formulado expresamente en el «Bill of Rights» de Virginia. La primera enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de la América del Norte (1791) prescribe la más absoluta neutralidad religiosa del Estado. Se lleva a cabo la separación de Iglesia y Estado y se ponen las bases de la misma.

5. España: A partir de 1713 está bajo el reinado de los Borbones. Por ello, a lo largo de todo el siglo, mantiene una íntima alianza con Francia. La Ilustración va adquiriendo una influencia cada vez más poderosa, a tal extremo de que en 1767 tiene ya lugar la supresión de la Compañía de Jesús.

6. Portugal está en estrecha relación con Inglaterra. Obtiene importantes éxitos en política exterior, sobre todo bajo el ministro Pombal (1756-1777). En contra de la influencia de este ministro, de sus planes de reforma y de las ideas de la Ilustración que difundía, se levantó una conjuración (atentado contra el rey en 1758). Fracasada ésta, Pombal se lanzó al ataque contra la Iglesia, el papa y, sobre todo, contra los jesuitas (a quienes se culpaba del atentado). Los jesuitas fueron expulsados del país (1759), después de ser suprimidas las reducciones del Paraguay, que habían pasado a la Corona portuguesa en 1750. El levantamiento de los indios contra los portugueses en 1758 proporcionó a la Corona el motivo perfecto para proceder a la expulsión de los jesuitas. El país quedó a merced de la explotación de colonos y funcionarios. En 1759 fue expulsado de Portugal el nuncio pontificio.

7. Rusia alcanza una influencia cada vez mayor en la política europea. Las ideas de Occidente penetran -la Ilustración especialmente- sobre todo durante los reinados de Isabel I (1741-1762) y Catalina II (1762-1796). Rusia conquista territorios de los países balcánicos, antes bajo dominio turco (1768-1774; 1787-1792) y llega a ser potencia hegemónica en el ámbito de las Iglesias ortodoxas, convirtiéndose en su principal baluarte.

8. Polonia: La importancia de los no-católicos en la vida pública va retrocediendo debido también a la influencia de los jesuitas en el gobierno. En 1666 se excluye del Senado al último representante de los protestantes (en el Sejm estuvieron representados hasta 1768). En 1724 tuvo lugar el «Juicio de sangre de Thorn»: unos protestantes fueron ajusticiados por excesos cometidos contra el colegio de los jesuitas y las iglesias evangélicas fueron expropiadas. El suceso provocó intervenciones diplomáticas de Inglaterra y Prusia. Los protestantes recuperaron sus derechos en virtud de un tratado firmado en 1768 entre la zarina (por la Iglesia greco-ortodoxa), Prusia, Dinamarca y Suecia (por los protestantes) y Polonia. Durante el último cuarto del siglo desaparece como Estado con motivo de tres repartos entre Prusia, Austria y Rusia (1772, 1793, 1795).

9. Suecia va perdiendo en el transcurso de este siglo su rango de gran potencia, obtenido en la Guerra de los Treinta Años. La causa principal es la desafortunada política del superdotado Carlos XII (1697-1718), que perdió los Estados bálticos en provecho de Rusia. La influencia de la nobleza crece y la monarquía se debilita. La Ilustración alcanza en Suecia una influencia escasa. Las ciencias naturales tienen representantes que abren nuevos caminos (Linneo, Celsio).

10. Turquía reconoce a Francia como protectora de los cristianos de Oriente (1740). En 1774 se protege la libertad religiosa en los principados de Moldau y Wachelei, sometidos al dominio turco.

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