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La dictadura de lo «políticamente correcto»

La línea que marca la tendencia del periodismo actual, entendiendo la comunicación como un proceso básico de emisor , mensaje y receptor, que se retro-alimenta permanentemente, es la preocupación excesiva , en los medios por darle el gusto al receptor, por sobre el mensaje y por sobre lo que el mismo emisor, como profesional de la comunicación, considera relevante.

En la actualidad la estrella de este circuito de la comunicación es el receptor, el cliente, el consumidor. ¿Por qué a cada rato los medios difunden los resultados de las encuestas? ¿Por qué se invierte tanto en estudios de audiencia? ¿Por qué ese interés agobiante por saber qué quiere el público, ¿cuáles son los programas más vistos? ¿Cuál es el peak que marcó el people meter? ¿ cuál es el mejor animador o animadora?: La respuesta es evidente: Porque.... sólo importa el receptor .

El emisor, en este sentido, el periodista, su capacidad profesional, su integridad como persona, su creatividad, cada vez es menos considerado. ¿Por qué se tapizan los medios con alumnos recién egresados de las escuelas, que apenas saben escribir? Podrían darse muchas razones. Quizá porque contratarlos les cuesta menos dinero a las empresas , porque están dispuestos a largas jornadas laborales con tal de tener un espacio... Especialmente porque poco o ya nada importa quién lo dice, ni qué se dice, ya que lo fundamental esta en quién lo recibe.

Lo central es el receptor. Ese receptor , que es visto no como persona, como ser pensante, con alma y cuerpo, llamado a trascender y con vocación de eternidad, sino como un número. Como un producto. Como un consumidor conquistado o por conquistar.

Es aquel receptor , un personaje incógnito , clasificado, segmentado como una masa, quien es evaluado , tomado en cuenta , y quien da finalmente la pauta de lo que entregan los medios, sobre la base de qué es lo que vende. Estamos en la era del materialismo y los medios , que forman parte de ese mundo, son presa de lo mismo.

Esto es lo que ha hecho bajar el nivel de contenidos del periodismo. No quiero ofender a nadie, pero podríamos decir..- .medio en broma, medio en serio- "¡ Es que han entrado los ingenieros comerciales"! , y en su vocación de sacar el mejor rinde al menor costo ( lo cual es un logro importante, sin duda) están manejando las empresas periodísticas. Ellos son las nuevas "estrellas" del periodismo , que con los estudios de audiencia en la mano, salen a "cazar" auspiciadores. Son las estrellas ocultas detrás de los rostros televisivos o de quienes firman los artículos.

Esto se agudiza cuando algunos medios ni siquiera separan las aguas entre lo que es prensa o contenido periodístico y el área comercial, confundiendo los planos, lo que desde el punto de vista periodístico es una deformación total y anti- ético, porque el periodismo nunca debiera estar al servicio de intereses políticos ni económicos u otros.

Así poco a poco se va sepultando bajo tierra la noble y humana vocación del periodismo responsable y serio, el valor de la rigurosidad periodística, de

la posibilidad de acceder a fuentes serias y confiables, el lograr una entrevista exclusiva , el golpe periodístico serio. La credibilidad. ... Aquel sueño de un periodismo que busca entregar ideas, comunicar verdades, ampliar los horizontes y las mentes, con el paso del tiempo y por este camino , se ha ido transformando en una utopía, en el sueño de un Quijote que lucha contra molinos de viento.

Ese receptor anónimo del que hablaba, somos todos nosotros, por eso , todos tenemos una cuota de responsabilidad. Criticamos la prensa , criticamos a la televisión, decimos no estar satisfechos, pero es lo que elegimos a diario, lo que respaldamos, comprando un periódico o sintonizando un programa...Por eso es lo que nos merecemos, a fin de cuentas.

Libertad y tiranía mediáticas..... ¿Quién es el tirano? ¿O el más tirano? ¿Son tiranos los periodistas, los medios, los auspiciadores, los lectores o los telespectadores? A mi modo de ver, existe una responsabilidad compartida, una cadena de intereses, entre todos los actores que conforman el proceso comunicativo.

Sin duda, existe también una gran responsabilidad en los emisores, en los editores, periodistas y responsables en el manejo de la comunicación que han caído en este juego . Si bien algunos se guían , exclusivamente, por el criterio de lo que" vende," según las encuestas , simultáneamente existe una creciente secularización de nuestra sociedad, que si bien pudiera responder a los tiempos que vivimos, ésta es también "alimentada" incesantemente por los medios, que en la entrega y selección de la información, se guían, en forma creciente, por el principio de lo que es "políticamente correcto".

Esto significa que en la práctica se da una especie de dictadura de la verdad de los consensos, de las mayorías, de esa masa anónima cuyos intereses son identificados por las empresas dedicadas a las encuestas, que viven, a su vez, de estos estudios de opinión. Asi en los medios sobreabunda la perspectiva de lo que se usa, de lo que se estila, aun cuando se trate de una falsedad absoluta. Se llega a generalizar algo que es incipiente. Se dice y resalta cómo es la nueva mujer, la nueva familia, cómo se han transformado los católicos, todo fundamentado en las encuestas, cuya objetividad , merece reparos.

Lo llamado "políticamente correcto" hoy día es la tolerancia, que no hay valores absolutos, que somos libres de pensar , decir y hacer lo que cada uno quiera. Es decir el principio de la autonomía de la voluntad es lo que manda. Lo contrario, es fundamentalismo.

También, en general, forma parte de lo políticamente correcto no pronunciarse abiertamente en contra de la Iglesia Católica. No parece prudente ni oportuno ante un país que se declara en un 70 por ciento católico. Entonces se ha optado por omitir el debate valórico profundo, se enmarca la noticia religiosa al ámbito de lo privado o de la sacristía. Principalmente cabe la voz de los pastores o de las autoridades eclesiásticas, la voz oficial- porque es una fuente noticiosa válida para un país católico. Se difunde también la labor social o solidaria de la Iglesia que es considerada por su repercusión en la sociedad. Y , por supuesto, tienen amplia cobertura hechos que forman parte de la agenda noticiosa como los casos de sacerdotes vinculados a pedofilia, o en otros hechos delictuales o bien cuando se observan discrepancias entre los miembros de la Iglesia, respecto al mensaje o doctrina oficial.

Pienso que hay un trato ciertamente injusto de parte de muchos medios, hacia la Iglesia Católica chilena , más aún teniendo en consideración que ejerció un papel vital en el restablecimiento de la democracia y como defensora de los derechos humanos durante la dictadura militar , así como en la lucha por la justicia social, desde la década de los años 60.

De esta forma , si sumamos los intereses de los propios medios que entregan la información desde la lógica económica de contentar a las audiencias, mas los que se guían por lo "políticamente correcto" , se logra un producto final cargado ideológicamente o bien de carácter "insípido" , que resulta light y, farandulero .

Con razón muchos lectores o telespectadores, después de leer durante una hora los periódicos, o de ver las noticias en los canales de televisión, tienen una sensación de vacío: sienten que no ha pasado nada. Nada interesante les ha quedado. Es como si el mundo estuviera detenido. La prensa no ha respondido a sus inquietudes, a sus expectativas, a sus ansias de conocer, de saber mas, de vincularse al mundo y de comprender los tiempos que se viven con todas sus complejidades.

En ese sentido podríamos decir que , por omisión, existe , una tiranía mediática. En mi opinión el panorama en Chile, como en otros países, es que no es ha logrado una verdadera libertad en el amplio sentido de la palabra. Aun cuando ha aumentado la oferta de medios , mas bien se tiende hacia una mirada cada vez más estrecha, que mayoritariamente responde a lo "políticamente correcto". A lo que una mayoría, determinada por los estudios de audiencia, piensa o cree.

Eso se puede verificar observando la línea de los medios de comunicación más importantes del país; leyendo sus artículos editoriales, las columnas de opinión , la selección de temas que abordan los suplementos, el ángulo predominante en el tratamiento de las noticias, el sesgo en el tratamiento de las noticias de Iglesia, la omisión del debate valórico en profundidad.

Omitir, parece ser la consigna. La ausencia de un debate profundo. Un debate que ni siquiera se ha dado , entre los candidatos a la Presidencia de la República, cuando estamos solo a escasas semanas de la elección. Comparto del editorialista Javier Couso en el diario El Mercurio, con fecha 7 de noviembre , cuando decía: "A estas alturas , parece claro que la campaña electoral en curso ha sido un fracaso como ejercicio deliberativo(...) . Han abundado las frases hechas, las poses para la cámara , los letreros y las pancartas. Paralelamente han escaseado los análisis en profundidad, la información sobre la trayectoria pública de los candidatos, y la especificación de cómo se abordarán las múltiples promesas que proclaman al viento".

Como periodistas católicos, y conscientes de que catolicidad es universalidad, debemos aunar esfuerzos para que nuestra prensa tenga espacio y acoja todas las miradas, sobre todo respecto de las visiones antropológicas sobre las cuales se esta cimentando el siglo XXI. Un foco importante de la noticia , aunque se quiera o pretenda evadir, esta hoy en la discusión valórica del significado profundo del ser humano, de la familia, de la sociedad que queremos para nuestros hijos, nietos y bisnietos.

Debemos tener y pedir que se nos abran espacios de diálogo profundos y respetuosos en este campo. El público tiene derecho a conocer todas las posturas y los intereses que están detrás de determinadas leyes o medidas públicas. ¿Cómo es posible defender el principio de tolerancia sino se respeta a quien tiene una postura distinta o se le discrimina por sus creencias religiosas o por tener convicciones profundas? No se trata de arrinconar los temas de Iglesia, a revistas católicas que llegan a un público reducido. Los laicos somos también miembros de la Iglesia y estamos vitalmente incorporados al mundo. Una visión humana , tan enriquecedora como la que con humildad, nos propone la Iglesia es para entregarla y compartirla con todos, creyentes y no creyentes, cristianos y no cristianos, miembros de la Iglesia y para quienes no forman parte de ella.

Por otra parte , muchos se preguntan ¿qué sucede con los periodistas católicos? ¿Es que no existen en los medios laicos? ¿Qué lugares de poder ocupan en los medios? Esa debería ser una pregunta que debiéramos tener en consideración , para conocer al medio, porque es evidente que nadie puede dar lo que no se tiene.

No se puede esperar una prensa amplia, plural, que difunda todas las miradas, incluyendo la católica, con toda su riqueza y visión humanista, si quienes ejercen el periodismo no comparten esos valores ni los tienen arraigados en su vida. Un medio que se defina como pluralista y que aspire a la mayor objetividad posible , debiera tener entre sus filas a personas que representen las distintas sensibilidades y tendencias, además de cumplir los requisitos de profesionalismo y eficiencia. En este aspecto sería partidaria del cuoteo, asi como se acostumbra el cuoteo en el ámbito político.

Porque , con audiencias cada vez mas educadas y críticas, cada vez importa e importará mas quién lo dice . No es irrelevante quién emite el mensaje. Es iluso creer en la objetividad absoluta , si consideramos que los periodistas son personas que preguntan, seleccionan las fuentes, sintetizan, titulan o escriben una bajada o lectura de foto, desde su propia mirada, desde aquello que ellos consideran relevante o que, desde su particular punto de vista, constituye una noticia, algo novedoso y de interés general.

Hemos visto que el proceso de la comunicación hay muchos actores implicados . Por eso implica un desafío que nos compete a todos.

Quizá el camino esté en ponernos de acuerdo en qué tipo de prensa y sociedad queremos construir. En pro de la justicia, debiéramos tener una prensa cada vez mas plural, mas democrática, donde haya espacio para todos los racionalismos. Donde no se discrimine por razones de política ni de religión.

Como decía el Papa Benedicto XVI, en noviembre de 2004 , todavía cuando era el cardenal Joseph Ratzinger " existe una lucha y debemos defender la libertad religiosa contra la imposición de una ideología que se presenta como si fuese la única voz de la racionalidad, cuando es solo expresión de un cierto racionalismo".

Ante la evidencia de una libertad de prensa cada vez más restringida , que es privilegio de algunos, nosotros abogamos por la libertad de expresión para todos. Y que este pluralismo este presente desde el origen del proceso de la comunicación , desde quién propone un tema y busca la información. Que, por sobre todo, haya claridad y transparencia. Con mas miradas nos enriqueceríamos todos. Podríamos generar un diálogo más profundo, la gente aprendería a escuchar y a ser escuchada. Implica un gran desafío. Pero es un derecho a la libertad de información que tenemos todos. Es un derecho público.

Libertad es la capacidad de elegir entre dos o mas opciones, o bien de no elegir ninguna. Si a la persona le entregamos mas opciones para elegir, será mas libre. Podrá elegir mejor informada. Tendrá mas consistencia y fundamento, su elección. Así también será capaz de comprometerse con lo que elige Por eso, nuestro camino en el periodismo es luchar porque haya mas fuentes, mas posiciones, mas debates. Abrir la mente, abrir los corazones. Este será el primer peldaño para permitirle al hombre una aproximación al conocimiento de la Verdad, de la verdad sobre el propio misterio de sí mismo.

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