conoZe.com » Leyendas Negras » Pío XII y el Nazismo » Los judíos, Pío XII y la Leyenda Negra: Historia de los Hebreos salvados del Holocausto » Capítulo cuarto.- Quien salva una vida es como si salvara al mundo entero

Asilo, asistencia y familia para huérfanos, perseguidos y judíos

Los salesianos de don Francisco Antonioli y don Armando Alessandrini acogieron en el Instituto Pío XI de Roma a más de setenta chicos judíos cuyos padres habían sido deportados. De septiembre de 1943 a junio de 1944, en un periodo de la historia en el que todo invitaba a comportamientos más prudentes, el Instituto Pío XI dio un admirable ejemplo de acogida.

«Hoy han llegado algunos compañeros nuevos. Aceptadlos como hermanos y no les hagáis preguntas», dijo el director de la casa, según el testimonio de Bruno Funaro, un niño judío de trece años en aquel entonces. Quedaron grabadas aquellas palabras en la mente de un niño acostumbrado a ser odiado, insultado, discriminado. Una lista de setenta refugiados: tantos judíos salvados del Holocausto como los asesinados en las Fosas Ardeatinas.

El 6 de mayo de 1997, el embajador del Estado de Israel en Italia entregó al rector mayor de los salesianos el título, la medalla y el diploma de honor de Justo entre las Naciones en memoria de los dos sacerdotes.

En la «crónica de la casa», don Alessandrini escribió: «Se acogieron gratuitamente no pocos huérfanos y damnificados de guerra y unos setenta chicos judíos, cuyos padres habían sido deportados y ellos mismos corrían peligro.» Existe todavía la lista escrita a mano de los setenta huéspedes, con fecha del 20 de agosto de 1944. Una lista que indica no solamente los verdaderos nombres de cada uno de los judíos acogidos en el Instituto Pío XI sino también su edad, las clases, el tiempo de estancia, la paternidad y origen.[6]

Al final de la guerra, todos los chicos y sus familiares agradecieron el beneficio recibido y mantuvieron amigables relaciones con los superiores del instituto; algunos pidieron ser inscritos entre los ex alumnos de Don Bosco.

El 22 de junio de 1944, Andrè Zaoui, rabino y capitán del destacamento francés que seguía a los aliados, escribió a Pío XII una carta para agradecerle la labor desarrollada por él a favor de los judíos de Italia, especialmente de los niños, de las mujeres y de los ancianos. En la misma carta el rabino Zaoui citaba expresamente al Instituto Pío XI que había dado asilo a jóvenes judíos y a la obra del padre Benedetto, aclamado por los judíos reunidos en la sinagoga.

Entre otras cosas Zaoui escribió: «Soy portador ante la Cabeza de la Iglesia de los sentimientos de profundo reconocimiento y de la más grande admiración de mis hermanos israelitas del Cuerpo Expedicionario Francés, por el bien inmenso y la caridad incomparable que Vuestra Santidad ha prodigado a los judíos de Italia, especialmente a los niños, las mujeres y los ancianos de la comunidad de Roma.»[7]

El 14 de diciembre de 1956, los judíos de Palestina y la diáspora celebraron una jornada de recuerdo del Holocausto en la sala de la Protomoteca del Capitolio en Roma. En aquella ocasión, Sergio Piperno, presidente de la Unión de las Comunidades Judías Italianas, recordó la disponibilidad de Pío XII a proporcionar el oro que faltaba a los cincuenta kilos impuestos por los nazis:[8] «Aunque no fue necesario aprovechar el generoso ofrecimiento, esta manifestación no sería completa si hoy no renovásemos desde aquí nuestro agradecimiento al Sumo Pontífice[9] por su gesto de paternal solicitud. Paternal solicitud que duró todo el periodo de la ocupación alemana, sea para mitigar la dureza de las medidas raciales, sea haciendo acoger, incluso a familias enteras, en los conventos donde sacerdotes y monjas, a pesar del peligro, hicieron lo posible por asistirles.»[10]

Notas

[6] Francesco Motto, «L'Istituto Salesiano Pio XI durante l'occupazione nazifascista di Roma: Asilo, appoggio, famiglia, tutto per orfani, sfollati, ebrei», Ricerche Storiche Salesiane, num. 25, julio-diciembre de 1994.

[7] Ibídem, p. 354.

[8] El 26 de septiembre de 1943 las tropas nazis pidieron a los judíos de Roma cincuenta kilos de oro con la amenaza de deportar a doscientos cabezas de familia.

[9] La prensa del momento contó que «En este punto las autoridades y el público se pusieron en pie para dirigir una prolongada ovación en dirección a Pío XII».

[10] Discurso del presidente de la Unión de las Comunidades Judías Italianas, doctor Sergio Piperno, apéndice en Francesco Motto, «L'Istituto Salesiano Pio XI durante l'occupazione nazifascista di Roma: Asilo, appoggio, famiglia, tutto per orfani, sfollati, ebrei», Ricerche Storiche Salesiane, núm. 25, julio-diciembre de 1994, p. 358.

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