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Contestar Amen

Soy ministro extraordinario de la Sagrada Comunión. En la distribución de la Comunión me quedo sorprendido por la diversidad de respuestas que recibo cuando digo:"el cuerpo de Cristo". La mayoría dice "Amén", pero no todos. ¿Es esto importante?. - Un lector de Great Falls.

La respuesta es simple: "sí, la respuesta sí importa". En la Intrucción General del Misal Romano (2000), se prescribe la siguiente rúbrica respecto a la recepción de la Sagrada Comunión: "...El sacerdote levanta el pan eucarístico levemente y lo muestra a cada uno diciendo: 'el cuerpo de Crito'. El comulgante responde: 'Amén', y recibe el Sacramento como haya elegido, ya sea en la lengua o en la mano, donde esto esté permitido" (N 161). La misma respuesta de "Amén" también es ordenada si el comulgante recibe la Preciosa Sangre del cáliz o si recibe la Sagrada Forma por inticción, esto es, cuando el sacerdote intinta (sumerge) la Sagrada Forma en la Preciosa Sangre y deposita el Sacramento sobre la lengua del comulgante (ver también los números 286-7).

Dada la regla básica, ¿por qué la palabra "Amén" es importante?. La palabra "Amén" en hebreo significa "verdaderamente", "es cierto" o "así sea". En la Sagrada Escritura, "Amén" introduce matices de afirmación solemne y aclamación de asentimiento. "Amén" denota no sólo aseveración si no también reconocimiento de la autoridad de quien hace la proclamación.

Por ejemplo en el Evangelio según San Juan (6, 53), Jesús dice "Amén, amen os digo, a menos que comáis de la carne del Hijo del Hombre y bebáis Su Sangre, no tendréis vida en vosotros". Frecuentemente las traduccciones dicen "En verdad, en verdad os digo", el Señor subraya solemenmente la verdad de lo que enseña.

En el Libro del Apocalipsis (3, 14) Jesús se identifica a sí mismo como "Amén": "El Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios...." por que El siempre es fiel a Su palabra. Aquí la palabra "Amen" subraya la autoridad de Nuestro Señor por que Él es la verdad.

Finalmente, en tiempos apostólicos, la palabra "Amen" se usaba el al liturgia como respuesta positiva a la verdad de la fe y la autoridad por la que la fe es enseñada.

Por estas razones, desde los primeros tiempos de la Iglesia "Amen" ha sido la respuesta propia del comulgante al recibir la Sagrada Eucaristía. Por ejemplo, San Justino Martir (m 165) en la "Primera Apología" (capítulos 64-66) resalta como "Amen" es la respuesta de la gente a las oraciones y acciones de gracias ofrecidas por el sacerdote en la Oración Eucarística. "Amen" es el asentimiento de las personas de que la Sagrada Eucaristía es verdaderamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que el sacerdote tiene la autoridad para actuar en la personsa de Crito para celebrar al Eucaristía y que la enseñanza transmitida por los apóstoles es verdaderamente la enseñanza de Nuestro Señor. San Justino escribió: "Nosotros llamamos a ese alimento Eucaristía, y a nadie es lícito participar de la eucaristía si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó. Porque no tomamos estos alimentos como si fueran pan común o una bebida ordinaria; sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne por la Palabra Dios y tuvo carne y sangre a causa de nuestra salvación de la misma manera, hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias que contiene las palabras de Jesús, y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la carne, la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó." Sin el "Amén", uno no debe recibirlo.

San Agustín (m 430) en un de sus "Sermones" (n 272) enseñó: "Si vosotros mismos sois Cuerpo y miembros de Cristo, sois el sacramento que es puesto sobre la mesa del Señor, y recibís este sacramento vuestro. Respondéis "Amén" (es decir, "sí", "es verdad") a lo que recibís, con lo que, respondiendo, lo reafirmáis. Oyes decir "el Cuerpo de Cristo", y respondes "amén". Por lo tanto, se tú verdadero miembro de Cristo para que tu "amén" sea también verdadero" (Citado en el Catecismo de la Iglesia Católica, 1396).

Por lo tanto, debemos decir nuestro "Amen", con gran confianza antes de recibir la Sagrada Eucaristía. Tristemente algunas personas han decidido cambiar la respuesta por un: "lo creo", "o creo", o "gracias", o "presentes" o "presente", todas estas respuestas son inadecuadas. Si una persona dice "yo creo" o "creo", ¿asiente sólo a la comunión que está recibiendo, o también a toda la Iglesia y todas sus enseñanzas?. Si dice "gracias", está dándolas pero ¿él que da?. Si dice algo así como "presentes", lo dice en nombre de su grupo, su congregación, de toda la Iglesia o de su concepto de Iglesia. Si dice "presente" o "aquí estoy" ¿deberíamos cerrarlo en el sagrario?.

La respuesta correcta es simple "la respuesta propia, mejor y única legítima cuando se recibe la Sagrada Comunión es 'Amén'". Amén.

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