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¿Por qué el laicismo no es democrático?

La sociedad no es laica, ni islámica ni católica... Es objetivamente plural

Precisemos: Hablamos de laicismo entendido no como neutralidad del Estado o como solución instrumental al pluralismo de la sociedad, sino como ideología que pretende la exclusión del hecho religioso del espacio público (la vida publica) y que se autocontempla como un estadio superior de la humanidad desde el que se juzga a la religión. Sentado el concepto, viene la cuestion. El laicismo, desde el que defiende Fernando Savater hasta el de Rodríguez Zapatero y pasando por los intermediarios, proclama a voz en cuello que la razón de su lógica es que la sociedad es laica. Naturalmente, esto es rigurosamente falso o erróneo, como se quiera, porque la sociedad, como ente abstracto, está formada por personas, que son quienes poseen un sistema determinado de creencias, cada uno el suyo.

Por tanto, la sociedad no es laica como, en puridad, no es islámica -aunque predomine el Islam en determinados países- o católica. Es objetivamente plural. Quien intenta transformar esta pluralidad en una homogeneidad laica imposible, por medio del adoctrinamiento y las leyes, actúa contra el fundamento de la democracia, que pasa necesariamente por la asunción del pluralismo y tiende a incurrir en una ingeniería social que posee una deriva totalitaria, soft seguramente, pero deriva al fin y al cabo.

Las sociedades, los países, presentan configuraciones de esta pluralidad distintas. Sólo hace falta comparar tres países como Marruecos, España y Dinamarca. Sin menoscabo del respeto a la libertad y al reconocimiento del otro, cada una de estas sociedades tratará al hecho religioso de una manera distinta. Marruecos debería asumir, junto con su contenido cultural islámico y bereber, la completa libertad para el ejercicio de la religión. España, como contempla la Constitución, debe asumir, porque así es la sociedad española, una especial consideración hacia el hecho católico. Y Dinamarca, de cuyo régimen de libertades nadie duda, cabría recordar que es un Estado no neutral, sino confesionalmente luterano.

Y es que en el fondo, lo que sucede es que Zapatero es un hombre poco viajado y de lectura breve. Nada que el tiempo no cure pero, mientras tanto, sería prudente que dejase de jugar con lo que mal conoce.