» Ecumenismo y Diálogo Interreligioso » Islamismo » El «Discurso de Ratisbona»

El poder y la conciencia

El magnífico discurso del Papa en Ratisbona está siendo extraordinariamente útil para que algunos se den cuenta del mundo en que vivimos.

Lo que más llama la atención no es, sin embargo, lo más importante, aunque desde luego ha servido para clarificar el panorama. Cierto que los que se molestan porque se pueda pensar que son violentos no han dado muchos argumentos para dejar de pensarlo, del mismo modo que los etarras no han dejado en buen lugar la credibilidad de las esperanzas de Rodríguez Zapatero, al menos mientras sigamos haciendo más caso a lo que se ve que a lo que se nos cuenta.

Bajo la inspiración del cristianismo, y no sin tropezones ni esfuerzos, la civilización occidental ha establecido una separación total entre el poder religioso y el poder temporal, una separación que es consecuencia del principio que invoca Benedicto XVI al recordar que la fe no puede ser impuesta. Pero lo que puede parecer una limitación tiene enormes consecuencias prácticas: la conciencia de cada cual es inviolable, la libertad es irrenunciable, la dignidad personal es casi absoluta.

Aquí y ahora no nos amenaza ningún poder religioso, pero abundan quienes quieren imponernos unas doctrinas cívicas que nos evitarían las dudas, que nos harían definitivamente libres porque ya no tendríamos nada que decidir. Esa violencia soterrada e hipócrita es también un peligro porque, además, nos desarma frente a la violencia desatada del que no piensa en otra cosa que en conquistar.