conoZe.com » Baúl de autor » Dalmacio Negro Pavón

El imperio

Gustavo Bueno ha recordado, en su importante y sugestivo libro «España frente a Europa», el hecho demasiado olvidado de que España fue un Imperio en la época moderna, aunque la idea imperial es aquí mucho más antigua, pues proviene de la Edad Media, en la que ya algunos reyes, en primer lugar los asturianos y leoneses, se consideraban, emperadores de España, reflejando el sentimiento de los españoles medievales, desde los catalanes a los portugueses, de que Hispania era una unidad geográfica, histórica y política sin perjuicio de las divisiones internas. En realidad, iban más allá y a lo largo de la Reconquista no se perdió de vista que esta Hispania formaba una unidad con la Hispania Tingitana, tal como denominaron los romanos a la otra orilla del estrecho de Gibraltar.

El hecho de que en la época moderna creasen los Reyes Católicos el primer Estado en un gran territorio, unido al de que su heredero Carlos I fuese también emperador de Alemania —del Sacro Imperio Romano Germánico — , ha desviado la atención de ese otro hecho de que, en realidad, España se constituyó en Imperio a partir del descubrimiento de América. Imperio Trasatlántico se lo ha denominado a veces, del que Felipe II era consciente cuando dudó si establecer la capital en Barcelona o en Lisboa, decidiéndose finalmente por Madrid. Sin embargo, ese Imperio mundial fue conocido como Monarquía hispánica, Monarquía católica o Monarquía de España y los monarcas no llevaron ningún título imperial, reservado a la otra rama de los Habsburgo asentada en Viena.

El Imperio subsistió con aquel nombre hasta que, perdida la mayor parte a consecuencia de la guerra de Independencia, el Estatuto Real de 1834, aunque la cosa venía de atrás, de las renuncias dinásticas de Bayona a favor de Napoleón y su hermano (José I de España), redujo con realismo la Monarquía Hispánica a la Península, de modo que la hija de Fernando VII, Isabel II, ya fue simplemente reina de España. Lo que restaba del Imperio —Cuba, Puerto Rico, Filipinas — se perdió en el «desastre» de 1898 y no es ninguna casualidad que en este momento surgieran con fuerza tendencias separatistas en las regiones industrialmente más adelantadas, Vascongadas y Cataluña. En cierto modo se empezaban a insertar así las mismas regiones españolas en el proceso de descomposición del Imperio, cuya capitanía había llevado ciertamente Castilla por su posición geopolítica central y por ser la más fuerte, al menos inicialmente, y la que, entre todas las regiones peninsulares, soportó principalmente las cargas del Imperio. En las tendencias separatistas, aparte de eso concurren, por supuesto, muchos factores; pero el decisivo para entenderlas es que en España, al haber sido Imperio, el sentimiento «político» nacional y el estatal son muy débiles, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos.

Por eso afirma Gustavo Bueno «la imposibilidad de reconstruir un concepto de unidad política utilizando las categorías políticas de nuestro actual Derecho Constitucional»: «no pueden, sin anacronismo, ser aplicadas a las sociedades políticas medievales, o incluso modernas, que se desenvolvieron en el territorio ibérico». Pues son categorías propias de la estatalidad, no del Imperio. Al respecto, quizá no está de más recordar con Pierre Manent que hay dos formas políticas típicas naturales, la Ciudad y el Imperio y dos artificiales el Reino y el Estado. En realidad, el Reino podría considerarse también natural aunque en Europa lo «inventaran» los reyes, pero no es este el lugar de discutirlo. Lo importante es que las categorías estatales dificultan ciertamente la comprensión del problema de la unidad española si no se tiene en cuenta que aquí prácticamente no hubo Estado en el sentido convencional hasta Cánovas del Castillo (el de la I Restauración, que tampoco fue Nacional, Estado-Nación), pues, la estatalidad de los Reyes Católicos no progresó mucho más allá del Barroco o, por poner un fecha, desde 1648 (paz de Westfalia).

El tema no sólo tiene un interés histórico, sino que es fundamental para entender y quizá resolver el problema de los nacionalismos.

Ahora en...

About Us (Quienes somos) | Contacta con nosotros | Site Map | RSS | Buscar | Privacidad | Blogs | Access Keys
última actualización del documento http://www.conoze.com/doc.php?doc=2253 el 2005-03-10 00:25:46