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La Iglesia Católica, Pilar de la Construccióneuropea

El Papa Juan Pablo II entrará a formar parte el próximo mes de marzo del altar de los personajes que más han contribuido a la unidad europea. Al recibir el Premio Carlomagno a título excepcional, añadirá su nombre a una lista en la que destacan Su Majestad el Rey, Winston Churchill, Helmut Kohl, François Mitterrand y Vaclav Havel. Si Carlomagno forjó el primer imperio europeo, con la diplomacia y con la fuerza, Juan Pablo II ha luchado por el mismo ideal con la palabra y la oración, en una Europa dividida y desde el corazón de un régimen comunista dictatorial. La distinción extraordinaria le será entregada en Roma el próximo 25 de marzo. El comité del Premio Carlomagno anunció ayer la concesión de tan prestigioso galardón al Papa y destacó su «extraordinaria contribución al proceso de integración europea pero también sus esfuerzos para que Europa ejerza una influencia sobre el orden mundial». Esta entrega del Santo Padre y, por extensión, de la Iglesia Católica a la causa de la construcción contrasta de modo clamoroso con la resistencia de un grupo de países, con Francia a la cabeza, a incluir en el preámbulo de la futura Constitución europea una referencia a las raíces cristianas como uno de los fundamentos de la civilización europea.

El presidente del Gobierno, José María Aznar -que junto con su familia fue recibido ayer en audiencia por Juan Pablo II en su tercera visita al Vaticano- ha sido uno de los principales defensores de esta mención en las negociaciones de la Constitución, que se saldaron con un sonado fracaso el mes pasado pero que se reanudarán, con gran cautela, el próximo lunes en Bruselas.