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Budismo

El Budismo es uno de los hechos espirituales más grandiosos e interesantes en la historia de la humanidad. En agudo contraste con el carácter exótico y algo sensual del Hinduismo, la doctrina liberadora de Siddharta Gautama se presenta como un sistema (ético) basado en la razón y en la naturaleza humana, con amplias repercusiones morales y psicológicas.

Buda (el despertado) nació hacia el año 563 a.C. en Lumbini, un lugar del noreste de la India, situado a los pies del Himalaya y cercano al Nepal. Después de abandonar una holgada situación en el mundo y reflexionar sobre la condición y el dolor humanos, obtuvo el despertar o la iluminación, lo cual significaba resolver el enigma del sufrimiento y señalar el camino de introspección personal para eliminarlo. Derivando sus enseñanzas de su propia experiencia, predicó su primer sermón cerca de Benarés, y enseñó por espacio de 45 años hasta su muerte, ocurrida en Kapilavastu hacia el 480. Murió, como tantos otros, de causas naturales a los ochenta años, pero a diferencia de otros "se extinguió" completamente (parinibuto), «para no nacer ni sufrir de nuevo».

La doctrina de Buda refleja en su núcleo una personalidad histórica coherente y bien definida, por encima de la simple tradición y de la leyenda. Hay que distinguirla, como es lógico, de los escritos budistas en su conjunto, muchos de los cuales abundan en desarrollos e interpretaciones de origen posterior. En su forma oral, la literatura budista se remonta probablemente al siglo V a.C., pero los textos escritos han sido compuestos a partir del siglo III a.C. Se trata de un corpus muy extenso, con cientos de volúmenes si se tienen en cuenta las excelentes versiones chinas y tibetanas. El Budismo es la única religión de origen asiático que se haya difundido en todo el continente, desde la India hasta Siberia, desde los desiertos asiáticos centrales hasta las islas de Indonesia. Desde finales del siglo XIX ha penetrado débilmente en Europa y América, sobre todo en ambientes minoritarios de tipo intelectual.

El núcleo del Canon Budista (Canon Pali) está formado por los libros incluidos en el Tripitaka, que comprende tres colecciones, a saber, el Vinaya Pitaka (reglas monásticas), el Sutta Pitaka (sermones y dichos de Buda), y el Abidhamma Pitaka (reflexiones y especulación sobre las palabras de Buda).

El eje de la predicación de Buda está constituido por las cuatro nobles verdades:

1º) Existe el sufrimiento. Buda acepta la realidad de un constante e insatisfactorio proceso de reencarnación según los principios del Samsara; pero no acepta ningún principio permanente que sea sujeto de esas reencarnaciones.

2º) El sufrimiento derivado del samsara (ciclo de reencarnaciones) se origina por causas específicas, que son el deseo y la ignorancia, vinculados ambos al dolor a través de la previsible, pero no inevitable fuerza de nuestras acciones.

3º) Más allá de las penosas fluctuaciones del samsara existe una condición existencial liberadora (nirvana).

4º) Existe finalmente una vía hacia el nirvana, y un aspecto crucial de este camino es comprender que todas las cosas, incluido el yo humano, son impermanentes y vacías de sustancia propia. Es precisamente la creencia en una sustancia de las cosas lo que provoca el deseo y el temor que motivan nuestras acciones.

La relativa sencillez y el frío tono magisterial de estas enseñanzas velan la intensidad del esfuerzo interior de Buda, así como su lucha personal para definir y delimitar bien su voz entre la de otros maestros espirituales y otras tradiciones religiosas. El Budismo es en su origen un noble intento de suministrar un remedio a los sufrimientos de la humanidad, y de elevar y satisfacer el impulso moral. Es un intento asimismo de hacer la vida más tolerable mediante la represión del egoísmo y el desarrollo de la solidaridad y la ayuda mutua. Se dice que Buda tuvo la gran sabiduría de comprender la verdad, y la gran compasión de predicarla a un mundo doliente.

La doctrina budista contiene un fuerte componente de racionalismo, encerrado en su tono melancólico y algo triste. Las ideas fundacionales que propone quieren recomendarse a la razón por si mismas, al margen de la autoridad moral o religiosa del Fundador. Son ideas que se presentan como del todo coherentes con lo que es dado observar de hecho en el mundo o introspectivamente en la conciencia humana.

El sistema de Buda es un individualismo religioso, es decir, un sistema donde el individuo no necesita intermediarios, porque solo él tiene la responsabilidad de su destino espiritual. El Budismo se opone a todo lo que en el Hinduismo considera ritual, superstición, formalismo religioso, y sacerdotalismo brahmínico. Si decimos que el Hinduismo de los brahmines es esencialmente un ritual, podemos afirmar que el Budismo es un sistema de ideas. Aparte del samsara (reencarnaciones) y de inculcar la necesidad de autocontrol, apenas pueden detectarse otros puntos de continuidad entre Buda y la religión hindú. Nuevos sentidos toman posesión de viejos términos.

Buda modifica completamente el sentido de la doctrina del Karma. Hizo de ella una enseñanza genuinamente ética, al entender la moralidad corno una cualidad intrínseca a las acciones humanas. Negó con ello todo valor último a las diferencias sociales sacralizadas en el Hinduismo. En lugar de una visión particularista y mutilada del deber, Buda propone un sencillo y universal dualismo ético del bien y del mal. El valor moral reside en la intención, el individuo es autónomo, y la autoridad final debe buscarse en la conciencia. El verdadero brahmin -dice Buda- es el hombre que cultiva y posee valores universales como la honestidad y la pureza de intención, y el verdadero paria es el hombre con los vicios opuestos: "no se es brahmin o paria por nacimiento, sino por las propias obras". El Budismo niega la existencia de un Dios creador o de cualquier deidad omnipotente u omnisciente, o de algún ser que no esté sujeto a decadencia y muerte. "Incluso los dioses mueren al final".

Un aspecto esencial del Budismo, tal como lo concibe y desarrolla su fundador es el monacato (Sangha). Los monjes budistas son en efecto el arquetipo del fiel budista, y los responsables de la custodia y trasmisión de las enseñanzas de Buda. Su actividad para difundir el dharma a todos los hombres, por compasión hacia la humanidad, hace del Budismo una religión misionera, rasgo que comparte, por así decirlo, con el Cristianismo y el Islam. El Vinaya Pitaka contiene la que podríamos considerar primera regla monástica del mundo. El Budismo es una religión intelectual con un mensaje no fácil de transmitir, y requiere necesariamente un estamento docto y profesional que pueda preservar y exponer la doctrina.

Originalmente una filosofía y una visión comprehensiva del mundo y del hombre, el Budismo se convirtió gradualmente en una auténtica religión, con un culto, una mitología, unas devociones y una veneración creciente de reliquias e imágenes. Desarrolló asimismo una concepción del Buda como ser trascendente y objeto de fe y devoción, una soteriología y una doctrina sobre la trasferencia de méritos.

Esta evolución comienza ya en el Budismo Theravada, o de los ancianos (Theravadin), pero se intensifica con el Budismo Mahayana, o Gran Vehículo, que surge en los primeros siglos de nuestra era. El Budismo Mahayana supone una ruptura en el plano filosófico con la idea anterior de la impermanencia del yo, tal vez por influencia de opiniones religiosas y filosóficas procedentes de la India y de China. Se propone ahora un ser de mayor permanencia detrás de la conciencia individual, que se identifica con el mismo Buda o con la verdad de sus enseñanzas.

El Gran Vehículo desarrolla el papel de los laicos y construye un sistema religioso más orientado socialmente, en el que los boddhisattvas (santos del Budismo o futuros Budas) renuncian de momento a los efectos de la iluminación y permanecen trabajando en el mundo para la salvación de todos. Un texto del Canon Pali explica la figura del boddhisattva con estas palabras: «En esa época vivía un asceta llamado Sumedha. Viendo un día al Buddha Dipankara, asombrado por su majestuoso resplandor, Sumedha se vio inundado por una gran alegría... Entonces pensó: Supongamos que yo, como Dipankara, el Dotado de los diez Poderes, alcance el Supremo y Perfecto Despertar, que me embarque en la nave de la ley (dharma), que ayude a la gran multitud a atravesar el océano del samsara, y que alcance luego el nirvana completo: eso sería del todo conveniente para mí... Alcanzando el conocimiento perfecto, me convertiría en un Buddha para el mundo entero, incluidos los dioses. ¿Por qué yo, que conozco el esfuerzo, habría de realizar solo la travesía? Por esta resolución, que es mía, yo, que conozco el esfuerzo, alcanzaré el conocimiento perfecto y ayudaré a la gran multitud».

Prácticamente extinguido en la India, su país de origen, por efecto de una vigorosa reacción hinduista y por invasiones musulmanas, el Budismo se difundió pronto y arraigó en el Sureste de Asia (Sri Lanka, Birmania, Thailandia, Cambodia), para llegar más tarde a China, el Tíbet, y Japón. En estos últimos países ha adoptado formas autóctonas que, sin desfigurarlo, exigen sin embargo, que se hable de Budismo tibetano, japonés, etc.

El Budismo fue introducido en el Tibet en el siglo VII d.C. Actualmente puede considerarse inseparable de la cultura tibetana, a pesar de la crisis producida por la invasión y ocupación china en 1959. En arte ha producido los pergaminos miniados tibetanos, en arquitectura los numerosos templos, monasterios y estupas que llenaban el país, en política la institución del Dalai-Lama, en estructura social creó un celibato monacal que llegó a abarcar largos segmentos de la población masculina, en lenguaje ha impulsado la creación de la escritura tibetana, para traducir los libros sagrados budistas en versiones que resultan indispensables para estudiar bien el Canon Pali.

El Budismo del Tíbet, llamado también Budismo tántrico n Lamaísmo, se diversifica en varias sectas o escuelas principales (Sakya, Kagyu, Nyingma, Gelug). Todas ellas contienen elementos comunes, derivados del Budismo Mahayana y de importantes residuos de la religión tibetana prebudista, denominada bon-po. Es central la figura del lama, término tibetano equivalente al guru de la India. El lama es el maestro espiritual cuya guía es imprescindible para que el discípulo recorra con éxito el difícil camino hacia el Nirvana.

El panteón de este Budismo tántrico honra especialmente a Avalokitesvara, un personaje que en sus varias manifestaciones como Bodhisattva de la Compasión, encarna el más alto ideal del Mahayanismo, que es liberar a todos los seres que sienten de las cadenas del Samsara. Muy característico del Budismo tibetano es el mantra (fórmula mágica) Om-mani-padme-hum, que es repetido por todos los fieles budistas, inscrito en banderas, pintado en muros, y tallado en piedra. Significa literalmente «honor a la joya en el loto» y es susceptible de recibir todos los sentidos que se pueden encerrar en esas palabras. Funciona como una expresión simbólica y condensada del entero camino que conduce a la iluminación.

La llegada del Budismo a China en el siglo primero d.C. fue un acontecimiento de gran importancia para el desarrollo del pensamiento chino y para el mismo credo budista. Después de un largo y difícil período de asimilación, la nueva doctrina consiguió establecerse como un sistema central de pensamiento que contribuyó a enriquecer sustancialmente la filosofía del país. Como sistema de práctica religiosa, el Budismo ha ejercido desde entonces una influencia duradera en la religión popular y llegado a ser considerado, junto al Confucianismo y al Taoísmo, una de las Tres Religiones del imperio chino.

El Budismo llegó a Japón desde Corea en el siglo VI d.C. y ejerció pronto gran influencia en la cultura japonesa y en las religiones sintoísta y confuciana, con las que produjo variantes de carácter sincretista. La forma más importante y conocida de Busmo japonés es el Zen, que fue introducido desde China durante los siglos XII y XIII de nuestra era por los maestro Eisai (1141-1214) y Dogen (1200-1252).

El Budismo japonés reaccionó a la modernización industrial del siglo XX con la fundación de universidades budistas y con poderosos movimientos laicos que tratan de conjugar la práctica religiosa con los valores seculares. El más importante de ellos es Soka Gakkai, fundado en 1930.

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