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«Judíos y católicos se opusieron juntos al racismo nazi»

Muchos hablan de la supuesta «perfidia» de Pío XII (cuyo proceso de beatificación va muy avanzado). Ahora, gracias al tesón de Antonio Gaspari («Los judíos, Pío XII y la leyenda negra». Editorial Planeta-Testimonio), tenemos acceso a la información sobre aquellos hechos. Y lo que sale a relucir es un Papa santo que fue quien más ayudó a los judíos durante la persecución nazi La mayoría de los jóvenes españoles no han oído hablar de Pío XII, aunque el suyo fue uno de los pontificados más ricos de la era contemporánea. ¿Puede darnos una idea de cómo fue este hombre?

El caso de Pío XII es increíble. Ningún Papa en toda la Historia recibió tantos testimonios de reconocimiento y de gratitud de parte de los he-

breos como el Papa Pacelli. Albert Einstein; Golda Meir; y el rabino de Jerusalén, Isaak Herzog, entre otros, escribieron palabras de encomio por el valor de Pío XII. El historiador hebreo Pinchas Lapide, Cónsul general de Israel en Milán, ha escrito que la Santa Sede, los nuncios de la Iglesia católica, salvaron de la muerte a entre 700.000 y 850.000 hebreos. Y un artista judío, salvado gracias al auxilio de los padres orionistas, esculpió una enorme estatua de la Virgen María bajo la advocación de Salus Populi Romani (salvación del Pueblo de Roma) que ahora domina la ciudad eterna desde la punta del monte Mario. Isaías Leví, senador del Reino de Italia, se salvó de las leyes raciales y de la persecución nazifascista gracias a las Hermanas de María niña que, a indicación de Pío XII, lo escodieron en un convento. Al final de la guerra, Levi regaló a Pío XII la villa Levi, actual sede de la Nunciatura de la Santa Sede en Italia.

Éstas son algunas de las miles de historias de judíos salvados por la Iglesia católica. El Papa Pacelli fue un Papa excepcional que guió a la Iglesia en un período trágico. Los soldados, los afligidos, los huérfanos, las viudas, los hambrientos, los prófugos, los sin hogar, todos iban a escuchar su palabra. Los jóvenes se agolpaban en la Plaza de San Pedro para expresar su reconocimiento a quien más había hecho por salvar Roma.

La obra teatral de Rolf Hochhuth, El Vicario, marca el cambio de valoración pública del Papa Pacelli. ¿No cree que tras el ataque a este Papa se oculta un ataque a la misma Iglesia?

Hochhuth confundía fantasía con realidad, y de forma impropia, pues para entonces Pío XII ya no podía defenderse. El uso de estas calumnias contra Pío XII para atacar a la Iglesia católica, probablemente, es un intento de limitar la influencia del Papa y de minar la credibilidad de la Santa Sede enfangándola en acusaciones infamantes. Sin embargo, creo que el objetivo principal de las calumnias es el de levantar una cortina de humo sobre los resultados de la investigación histórica. Cada vez es más evidente que algunas potencias económicas, financieras y políticas, exteriores a Alemania, fueron responsables directos del sostenimiento de Hitler, y utilizaron la política racista del nazismo para obtener pingües beneficios. Por el contrario, emerge cada vez más claramente el papel profético de la Iglesia que, desde el comienzo, denunció las ideologías políticas y las teorías racistas que desecadenaron el Holocausto. Puede que se tema descubrir que algunas instancias, hoy respetadísimas, fueron en realidad cómplices y sostuvieron el régimen nazi.

Miles de judíos fueron salvados por sacerdotes, religiosos y laicos católicos. Muchos testimonios de los supervivientes dan fe de ello. ¿Puede decirse que la Iglesia católica no estuvo a la altura de las circunstancias históricas?

Es muy difícil mirar con los ojos de hoy los sucesos de la segunda guerra mundial. Aún más complicado es intentar juzgar el comportamiento de los hombres que entonces gobernaban las naciones en conflicto. Por eso no puedo decir si el comportamiento de todos los hijos de la Iglesia estuvo a la altura de la situación. Pío XI y Pío XII hicieron todo lo posible por garantizar la paz, por condenar el racismo, por denunciar la violación de los derechos de los hombres, y por ayudar de toda forma a las víctimas de la persecución y de la guerra.

Me ha impresionado que muchos de los heroes desconocidos que arriesgaron sus vidas por salvar a los judíos lo hicieran en total silencio. No lo han ostentado, y sólo con gran reserva han contado los sucesos de aquellos años. Esto demuestra la verdadera caridad.

La difamación de Pío XII y de la Iglesia de su tiempo oculta una forma misteriosa de martirio. La verdad tiene muchos testigos y el error pocos argumentos, pero el error se difunde ampliamente. ¿Se abrirá paso la verdad, o hay demasiados intereses en contra?

Las calumnias se difunden fácilmente en un mundo en el que cuenta más la apariencia que el ser. Hay que darse cuenta que las calumnias se difunden en todos los continentes, apoyadas con las mismas argumentaciones y hasta con las mismas fotos. Es difícil no pensar que se trata de una campaña bien orquestada. Pero la Iglesia ha debido afrontar calumnias y acusaciones durante toda su historia, contraponiendo un mensaje de caridad y de verdad.

En cuanto a las implicaciones políticas, creo que el asunto Pío XII es sólo un pretexto para presionar a la Santa Sede, sobre todo en lo relativo a la intervención de ésta en temas de Oriente Medio y, en particular, sobre el Estatuto de Jerusalén.

A raíz del documento de la Santa Sede Nosotros recordamos, ha renacido la controversia sobre el papel de la Iglesia en la génesis del antijudaísmo, ¿Fue la Iglesia responsable del antisemitismo?

La Iglesia está dispuesta a reconocer los errores de algunos de sus hijos respecto al antijudaísmo. Sin embargo, en lo referente al racismo antisemita del régimen nazi, la Iglesia rechaza toda implicación. A menudo se confunde antisemitismo con antijudaísmo. Es un malentendido que no favorece el diálogo. Antisemitismo es un término ambiguo, que sólo en los tiempos modernos ha adquirido una connotación racial, mientras que antijudaísmo tiene ante todo una connotación religiosa. ¿Y cómo olvidar a tantos sacerdotes y laicos católicos que acabaron en los campos de concentración por haber defendido a los judíos?

¿Fue Pío XII un obstáculo o una ayuda para Hitler?

La Santa Sede no disponía de la fuerza militar, económica o política para obstaculizar de manera decisiva los planes de Hitler, pero era temida por los nazis, por ser una de las pocas instituciones que no habían perdido la credibilidad, y gozaba de gran influencia sobre los pueblos europeos. El día después de la elección de Pío XII, el Berliner Morgenpost, órgano del movimiento nacional-socialista, dijo: La elección del cardenal Pacelli no se acepta favorablemente por Alemania, porque él siempre se ha opuesto al nacional-socialismo.

Einstein dió un testimonio a favor de la Iglesia, al escribir en Time, en 1940: Siendo un amante de la libertad, cuando la revolución estalló en Alemania, miré con confianza a las Universidades, sabiendo que éstas se habían siempre enorgullecido de su devoción a la causa de la verdad. Pero las Universidades fueron acalladas. Entonces miré hacia los grandes editores de los periódicos que, en fogosos editoriales, proclamaban su amor por la libertad. Pero también ellos, como las Universidades, fueron sofocados en pocas semanas. Sólo la Iglesia permaneció en pie para bloquear el paso a la campaña de Hitler para suprimir la verdad. Nunca antes había tenido un interés particular hacia la Iglesia, pero ahora nutro un gran afecto y una gran admiración hacia ella, porque solo la Iglesia ha tenido el valor y la obstinación de sostener la verdad intelectual y la libertad moral. Confieso que ahora alabo incondicionalmente aquello que una vez desprecié.

¿Qué lección saca de esta investigación?

Si se analizaran con serenidad los sucesos históricos, se obtendría una gran enseñanza, porque, no obstante las adversas condiciones políticas y religiosas que separaban a judíos y católicos, entre ellos se realizó una auténtica alianza común contra el racismo. Una alianza que hoy sería igual de necesaria, dado que el racismo resurge en todo el mundo.

J.A.U.

Una «rectificación» sospechosa

El prestigioso periódico New York Times trató de muy diferente forma a Pío XII cuando éste vivía y cuando, cuarenta años después de su muerte, ha vuelto a tratar el asunto. Juzguen ustedes mismos.

New York Times, editorial de 25-XII-1941

La voz de Pío XII es una voz solitaria en el silencio y en la oscuridad en la que ha caído Europa en esta Navidad. Él es el único soberano del continente que tiene la valentía de levantar su voz... Sólo el Papa ha pedido el respeto a tratados, el fin de las agresiones, un trato igual para las minorías y el cese de la persecución religiosa. Nadie más que el Papa es capaz de hablar en favor de la paz.

New York Times, editorial de 18-III-1998

Es necesario un serio análisis sobre la actuación de Pío XII... Será misión de Juan Pablo II y de sus sucesores dar los pasos necesarios para reconocer el fallo de la Iglesia frente a la maldad que dominó Europa.

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