Henri Troyat
Este autor, que murió recientemente a los 95 años en 2007, fue un trabajador infatigable. Publicó más de cien obras entre biografías, novelas y relatos cortos. De origen ruso, su verdadero nombre era Liev Tarásov. Aunque había nacido en Rusia en 1911, junto con su familia se exilió en Francia durante la época de la Revolución Soviética. En el país galo se estableció casi definitivamente, y adoptó el francés como lengua de escritura, aunque su especialidad era la temática rusa.
Escribió biografías de grandes personajes de la historia, entre ellos, Catalina la Grande, el zar Nicolás II, Rasputín, entre otros. También escribió novelas, por las que ganó premios a edad temprana, y se caracterizó por escribir casi dos novelas por año, hasta la última que la terminó un año antes de morir, en 2006.
Troyat jamás volvió a su país natal, aún después de la caída de la Unión Soviética. Siempre dijo que prefería mantener vivas en su memoria las ricas y felices estampas del recuerdo de su Rusia infantil, donde la alegría y la paz eran las notas características.
En su país adoptivo, Francia, recibió innumerables honores, entre ellos, reconocimientos como la Legión de Honor y la Gran Cruz, además de ser admitido en la Academia Francesa en 1959.
Recomendamos de Henri Troyat:
- Iván el terrible: Llamado el zar y el príncipe de todas las Rusias, Iván el terrible fue célebre por su crueldad y su dureza. Una biografía imperdible, aunque cruda por la terrible vida del biografiado.
- Catalina la Grande: Biografía de la mujer que reinó como emperatriz en Rusia durante 34 años, desde el 28 de junio de 1762 hasta su muerte.
Por Mariano Martín Castagneto
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Un lugar donde quedarse (This must be the place)
«Un lugar donde quedarse (This must be the place)» nos cuenta la historia de Cheyenne, un judío cincuentón, antigua estrella del rock, que sigue la estética gótica y lleva una vida aburrida de prejubilado en Dublín. La muerte de su padre, con el que hacía tiempo que no se trataba, le lleva de vuelta a Nueva York, donde, a través de la lectura de algunos diarios, reconstruye la vida de su padre en los últimos treinta años, en los que se dedicó a buscar obsesivamente a un criminal nazi que se había refugiado en Estados Unidos. Con una inexorable lentitud y sin capacitación alguna como investigador, Cheyenne, contra toda lógica, decide continuar la tarea de su padre y emprende la búsqueda del nonagenario alemán a través de Estados Unidos. [+]
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